Gonzalo Cifuentes Uribe
"Me gustaría que Nicolás pueda tener una mejor calidad de vida y que pudiera hacer lo que haces los muchachos de su edad", señaló Dámaris Caamaño, mamá de Nicolás, un joven dichatino de 17 años que padece Síndrome de Tourette.
Según su relato, Nicolás comenzó con los primeros síntomas en 2010, después del terremoto del 27-F. "Ahí tenía 11 años. Empezó con parpadeos bruscos, pero nunca le dimos tanta importancia". Con el paso del tiempo se fueron agudizando los síntomas, por lo que lo llevaron a un neurólogo, quien le diagnosticó la patología.
Hoy, Nicolás está en 3º medio, en un liceo de Tomé, pero no puede realizar su vida al igual que los muchachos de su edad. "No controla sus movimientos, se pega fuerte y me da mucho miedo que pueda hacer daño de alguna manera", sostuvo su madre.
Producto de sus repentinos movimientos, en el liceo lo han ayudado bastante, contó Dámaris, ya que la idea es que se sienta cómodo en el aula de clases. "Le acomodaron la mesa para que no se pegue y no afecte a los otros alumnos", dijo.
Una de las mayores complicaciones de Nicolás, es al momento de escribir, ya que los impulsos nerviosos le impiden realizarlo óptimamente. "Por lo general rompe los cuadernos, ya que los movimientos no los puede controlar", señala.
Otra de las preocupaciones de su familia, es que pueda hacerse daño, ya que, involuntariamente, se golpea. "Ha tenido muchos esguinces, se ha caído y formado heridas. Lo peor es cuando se golpea en la boca del estómago, porque queda sin respiración", lamentó.
Sin embargo, el propio Nicolás contó que hay momentos en los que se relaja y logra estar mejor. "Me gusta la música y los deportes", señaló el joven, quien es fanático del rock y el metal.
Necesitan ayuda
"Al Nico lo operaron una vez, pero los resultaron no fueron positivos. La idea es que se haga una segunda cirugía al cerebro y pueda realizar su vida normal", señaló la madre.
Lo complejo del asunto es el elevado costo que tiene dicho tratamiento, ya que se realizaría en una clínica en Santiago. "El médico nos contó que son, por lo menos, 6 millones de pesos", confesó.
Para lograr dicha operación, la familia necesita toda la ayuda posible, por lo que están organizando beneficios en Dichato, junto a todas las organizaciones del balneario. Equipos de fútbol, Juntas de Vecinos y escuelas, están unidos por Nicolás.
"Lo único que quiero es que mi hijo pueda estar bien. Estos seis años han sido difíciles", afirmó.
"Ojalá nos puedan ayudar, para que mi hijo pueda tener una mejor calidad de vida"
Dámaris Caamaño,, madre de joven con Tourette.