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Las dos caras de los videojuegos

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Hoy los niños desde muy pequeños son capaces de utilizar aparatos electrónicos, en especial aquellos con pantallas táctiles. Sin embargo, que posean la destreza psicomotora para manipularlos no es sinónimo de que estén cognitivamente habilitados para ello.

No existe consenso sobre la edad mínima de uso. Hasta el momento lo único cierto es que la experiencia de los padres y su bien juicio son el mejor indicador.

En cuanto a las consolas, los desarrolladores han creado juegos prácticamente para todas las edades y muchos de ellos con tecnologías como Kinect o Move, que han disminuido en parte el sedentarismo asociado a los juegos electrónicos. Pero, muchas familias utilizan las consolas como reemplazo de otro tipo de juegos. Ahí radica el problema.

El objetivo de muchos padres es que el menor esté entretenido y ojalá tranquilo, esta expectativa la cumplen perfectamente los aparatos electrónicos.

No obstante, los videojuegos también constituyen un variado universo, existiendo algunos que permiten el desarrollo de destrezas cognitivas, mejorías en la atención y fluidez psicomotora, y formulación de estrategias. A su vez, juegos colaborativos pueden fomentar el trabajo en equipo y el desarrollo de tácticas de resolución de problemas. Por tanto, un juego bien escogido y bien 'dirigido por un adulto podría beneficiar a los niños.

Columna

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