El ingreso a la Educación Superior no sólo afecta a los jóvenes. Los padres también se complican con una nueva realidad en la que ellos ya no juegan un rol secundario. Es un escenario complejo, pues nuestro hijo debe hacerse cargo de sí mismo. En el colegio, los padres saben los horarios. En Educación Superior la organización es distinta, por lo que la única forma de conocer el horario es que nuestro hijo nos lo comunique. Lo ideal es que esto se dé naturalmente. No hay que presentarlo como un medio de control, sino como un medio de organización de la dinámica familiar.

El tema calificaciones puede ser un aspecto de conflicto. En la mayoría de las universidades los jóvenes acceden a toda su información académica vía Internet y no existen las reuniones de apoderados . En este sentido hay padres que pueden confiar ciegamente en lo que sus hijos les cuenten ya que han tenido un comportamiento académico adecuado. Pero hay otro grupo de padres que no han tenido esta experiencia, en estos casos, es recomendable conversar con el joven y explicarles que es importante para la familia que ellos cumplan con el compromiso asumido.

El proyecto educativo requiere también una inversión económica no menor para el grupo familiar por lo que se sugiere un seguimiento sistemático a la asistencia y notas, ya sea solicitándoles su clave o asistiendo a la universidad a consultar, esto deja las reglas claras.