Adultos mayores y fuerza laboral
Alrededor del 24.5% de la población de edad avanzada permanece en la fuerza laboral (ocupados) pasado los 65 años, sin distinción de género. Esta cifra incluye sólo los que se consideran oficialmente dentro de la fuerza laboral y puede ocultar el número de adultos mayores que forman parte de lo que se conoce como economía sumergida. Esto quiere decir, que algunas personas mayores trabajan sin contrato y no reportan sus ganancias. A pesar de ello, el número de adultos mayores que permanecen en la fuerza laboral podría incrementarse en los próximos años, fundamentado en las siguientes razones: 1. Necesidad económica, dado a que los ingresos tras la jubilación disminuyen de manera considerable, afectando la calidad de vida que mantenían durante la etapa activa. 2. Interés en el empleo, considerando que el mantenerse activo favorece la identidad de las personas mayores e influye en el rol social que cumplen. Por otro lado, los cambios en la edad de jubilación en virtud de la seguridad social y las pensiones, acompañados por los cambios sociales y la tendencia hacia una disminución en los ahorros personales para la jubilación, son otro factor que afecta la continuidad laboral. Se suma a lo anterior, los prejuicios, los cuales de manera paulatina se han ido eliminado, como la condición de salud que presentan y que afectaría el ausentismo. En este aspecto las personas mayores exhiben las tasas más bajas de ausentismo laboral.