El envejecimiento es un fenómeno fisiológico normal que depende de muchos factores, uno de ellos es la alimentación sana y equilibrada.

La selección adecuada de los alimentos, preparaciones, consistencias, sabores y horarios, determinará una nutrición acorde a los requerimientos nutricionales y los cambios fisiológicos de esta etapa, como son; aparición de enfermedades crónicas y degenerativas, pérdidas dentarias, pérdida de la capacidad gustativa, baja actividad física, disminución de la estatura, pérdida de masa muscular, disminución de la auto valencia e intolerancia a ciertos alimentos y la polifarmacia.

Entre las recomendaciones destacan, especialmente, el reemplazar las carnes rojas por legumbres, carne vegetal, huevos, jurel, atún o salmón en conserva.

También es recomendable consumir un total de uno a dos huevos en la semana, aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra, como legumbres, frutas y verduras crudas, pan y cereales integrales, pues la fibra ayuda a bajar el colesterol y mejora la digestión. Beber agua en los intervalos de las comidas, 6 a 8 vasos en el día.

Consumir sal muy moderadamente y de sugerencia lavar los alimentos que contienen mayor cantidad de sal tales como: aceitunas y atún en conserva, entre otros. Disminuir el consumo de té y café, pues alteran el sueño y son diuréticos, es decir, contribuyen a la deshidratación.