Las oscuras semanas que ha vivido el fútbol chileno
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En las últimas dos semanas, los suplementos deportivos nacionales han sufrido una mimetización tenue con la crónica roja. De goles, peleas por el título y equipos angustiados por el descenso se ha hablado poco. Mucho se ha escrito, en cambio, de dirigentes acusados de fraude, futbolistas declarando en tribunales de justicia y policías intentando allanar la sede de la Anfp.
Hace diez días, por ejemplo, Sergio Jadue huyó del país rodeado de carabineros y asegurándole a un cúmulo de micrófonos que iba a Miami de vacaciones. 24 horas después, sin embargo, la Anfp oficializó su renuncia y se confirmó que Jadue en realidad viajó para declarar ante el FBI. Días antes la PDI había llegado a Quilín para interrogar a Jadue y otros tres dirigentes.
En el Monumental, Esteban Paredes era detenido acusado de receptación: el delantero compró tres televisores robados y fue formalizado en San Bernardo.
Y, después de todo eso, Michael Ríos, un jugador de Universidad Católica con fama de disciplinado, fue detenido por su relación con una banda dedicada al robo de nueces. Un delito no tan elegante como el de las televisiones pero, ante la justicia, igual de grave. Pasó la noche del miércoles detenido y ayer fue también formalizado por receptación.
Como coronario de estas semanas turbulentas, ayer el Ministerio de Justicia acusó a la Anfp de negarle el acceso a sus libros contables y, de esta forma, obstruir la investigación que realiza sobre los dineros que maneja en base a su condición de "fundación sin fines de lucro".
Desde Quilín, en una reacción instantánea, calificaron todo como un "malentendido" y aseguraron que los libros están a disposición de la Justicia. "Nosotros no supimos y no nos enteramos de esta situación hasta el día de hoy. Hemos estamos abocados a otras cosas", dijo el director Cristián Varela a TVN. J