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Guardias de céntricas galerías revelan las tácticas de ladrones

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Los guardias de las galerías del centro de Concepción tienen un trabajo difícil: proteger a los locatarios y a los clientes, de mecheros y lanzas, usando sólo sus manos. Y es precisamente en esta época del año cuando tienen más pega, ya que las aglomeraciones son muy atractivas para quienes se dedican a robarle a los transeúntes.

"En el transcurso del día los mecheros pasan por acá mirando, porque saben que aquí hay hartos guardias. Sí tuvieran la oportunidad de hacer algo, obviamente lo harían", narra Jorge Quinteros, vigilante de la Galería Internacional.

"Los delincuentes son siempre los mismos y los guardias que trabajamos acá ya los tenemos identificados. Sabemos cuales son los lanzas y cuáles son los mecheros", agrega.

Rolando Pérez, de la galería La Hechicera, concuerda con lo anterior. "Uno ya los conoce a todos y cuando anda uno nuevo se delata al tiro por cómo actúa", indica.

"Llevo dos años trabajando en esto y ya los conozco a todos. Aunque han entrado nuevos integrantes, son básicamente los mismos", sostiene Luis Gutiérrez, vigilante de la Galería Plaza.

"Por acá solamente pasan, escondiéndose después de robar en el centro. Cómo los carabineros andan siempre en la calle, usan la galería como escondite. Acortan camino, salen por otro lado y se aprovechan de cambiar ropa para que no los reconozcan", explica Jorge Quinteros, de la Galería Internacional.

"Cuando roban, siempre arrancan por dentro. Huyen por acá, ya que hay varias salidas", dice Luis Gutiérrez, de la Plaza.

revelan tácticas

"Hay veces que una mechera se preocupa de distraer mientras la otra roba", explica Rolando Pérez de La Hechicera. "Acá hay un guardia por pasillo y si uno ve a los mecheros dentro de una tienda se les vigila y, si es necesario, se les obliga a salir. Si son muchos se llama a refuerzos", agrega. "Estos tipos no tienen horario. A veces llegan apenas abren, porque creen que uno anda menos atento a esas horas", indica.

"Carabineros nos hace un curso de defensa personal. Tenemos práctica en eso. La mayoría de nosotros trabajamos sin armamento, porque podemos reducirlos", comenta Jorge. "Sabemos cómo quitarles las cuchillas sólo con llaves. Armas de fuego no se puede, uno tiene que cuidar su integridad", agrega.

"Si puedo los reduzco o llamo a Carabineros si es que son muchos. Siempre está primero está la vida de uno", narra Luis Gutiérrez.

Comenta que él ha optado por llevar esposas para capturar a los mecheros y lanzas. Así los retiene hasta que llegue Carabineros.

"A fin de año aumenta la cantidad de delincuentes que andan en las calles, porque anda más gente y con más dinero. En las aglomeraciones les es más fácil robar", comenta Pérez.

"Un día pasó un lanza corriendo por la galería y no lo alcanzamos a atrapar, pero los guardias de la galería de enfrente lo atraparon. Eso fue hace unos días solamente", agrega Rolando, demostrando la unión que existe entre los vigilantes de todas las céntricas galerías.

"Siempre les aconsejo a las personas que anden con las mochilas adelante y los celulares y las billeteras bien escondidos en los bolsillos", finaliza Luis Gutiérrez. J

Se encadenó para evitar expropiación

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Una coronelina se encadenó ayer para evitar que el terreno de su propiedad sea expropiado por el Estado. El hecho se produjo en la esquina de las calles Manuel Montt e Ignacio Serrano, cerca del centro de la ciudad.

Olga Mena y su nieto, Enrique Beratto, se amarraron a la reja perimetral del terreno de su propiedad, sobre el cual, dentro de poco, pasará una nueva calle que irá hacia el puerto.

La mujer dijo que esa tierra tiene "valor patrimonial" para la ciudad. "¡Yo no quiero dinero. No me interesa. Solo quiero mis propiedades!", exclamó a La Estrella.

Mena aseguró que el espacio le pertenecía a su padre, un conocido médico del pueblo. "Este terreno tiene una importancia histórica. No puede ser expropiado", reiteró.

Olga se sentó en una silla y ató a su alrededor una gruesa cadena. Se acompañó de una bandera chilena y un par de carteles en los cuales acusaba al Serviu y a la municipalidad local.

En el lugar se llegaron a concentrar medio centenar de personas. Muchos de ellos le entregaron su apoyo y otros le tendieron una mano dándole botellas de agua para aguantar los fuertes rayos solares que había en la zona. J