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Reymar alucinó con su bajada a mina Chiflón del Diablo

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Karen Loreto Retamal

No sabe si en su país hay minas, sólo que son experto en extraer petróleo. Es por ello que la venezolana Reymar Bernal quedó más que maravillada con su periplo en la mina El Chiflón del Diablo, así como también en el Parque de Lota.

Claro que, confesó que antes de bajar, había un poco de incertidumbre. No sabía cómo sería y trataba de imaginarse cómo se daría todo. Mientras se ponía el equipo para descender, le explicaron a qué se enfrentaría con su grupo.

"Realmente impresionada y privilegiada porque antes no había acceso de ninguna mujer a las minas, porque decían que era un mal augurio. Así que me sentía privilegiada tanto yo como las otras mujeres, porque pudimos revivir lo que hace tantos años hacían ahí los mineros. Era terrible", manifestó la morenaza, quien aprendió el popular dicho "patas negras".

"Sí, me dio mucho miedo cuando estábamos abajo en completa oscuridad y nos estaban dando la charla. Pero fue muy impresionante lo de abajo, los rieles y todo lo que se veía de cómo era la vida ahí en esos tiempos. Usaban un artefacto para saber cuándo había gas metano. Nos cantaron que tenían un pajarito en la jaula, si él se desmayaba, había que arrancar. Fue una experiencia rica, nunca había tenido el privilegio de entrar. Me sentí muy bendecida del recorrido, de haber visto lo que hacían los mineros, ese contacto en vivo, directo y sin tecnología".

Reymar hace una salvedad: "La mina no es apta para alguien que mide más de un metro 70, porque hay que bajar agachadito y encorbadito. Yo me di varios trancazos en la cabeza jajajá. Me golpeé varias veces el casco, porque no me agachaba lo suficiente", dijo, agregando que le encantaría volver.

"No fui con un atuendo adecuado, fui muy relajada y con chalitas. Me gustaría ir una próxima vez para llevar un calzado más duro, más acorde. Tenía los deditos al aire libre, había mucha agua y pantano igual", agregó.

Fuera de la mina, lo que más llamó la atención a la venezolana fue el Parque de Lota. "Me encantó que el dueño le haya mandado a hacer ese parque a su señora. Quiero un enamorado igual", dijo entre risas. J