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Monilla es el penquista "olvidado" de la Rojita

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Carlos Paz Durán

Aunque en la nómina oficial de la Roja Sub 17 aparecen el acerero Simón Ramírez y Diego Soto, del Campanil, como únicos jugadores de la zona, en rigor no es así.

A ellos se suma Fabián Monilla, quien viste la camiseta número 3 y que es oriundo de Concepción, donde vivió y donde de niño jugó en la tienda lila y la Escuela de Fútbol de la UdeC, hasta que el 2013 se lo llevó Universidad Católica.

Fabián, además, es hijo de un ex futbolista profesional: Manuel, quien entre otros clubes jugó por el León de Nonguén.

"Acá (Concepción) mi hijo había tocado techo. Por eso cuando se presentó la opción de que se fuera a la UC, no lo pensé dos veces. Allá tendría la posibilidad de progresar", indicó el padre, quien acotó que "varios me dijeron que no lo llevara a Santiago, pero estaba seguro que era lo mejor para él".

"Desde que llegué a Católica empecé a escuchar la posibilidad de jugar este Mundial, pues estaba en el rango de edad requerido", señaló el jugador, quien agregó que "mi arribo a la selección se produjo luego que asumiera Miguel Ponce, y en la misma semana en que me subieron al primer equipo cruzado".

"La nominación me dio mucha felicidad, pues era lo que quería, lo que estaba buscando hace tiempo", aseguró el nacido el 20 de mayo de 1998, y que con su metro y 81 centímetros de estatura es uno de los más altos de la escuadra.

Quien en el debut ante Croacia abandonó la cancha al minuto 7 por lesión, para quedar al margen con Nigeria y reaparecer frente a Estados Unidos, manifestó que "podemos hacer algo grande en el Mundial".

"Con Ponce al mando, el equipo ha tenido un cambio grande. Es una oncena que presiona más", aseveró quien estudia cuarto medio en un colegio santiaguino bajo la modalidad de exámenes libres, con promedio de 5,9 y con la meta no sólo de ser futbolista rentado sino también de cursar una profesión.

"Como familia estamos muy contentos, pues todo el esfuerzo que Fabián ha hecho desde que partió a Católica ha tenido sentido, primero con sus progresos en el club y ahora con su nominación y actuación en la selección. Aunque sólo tiene 17 años, él toma el fútbol como un trabajo", dijo su madre Marisol Oliva, quien lo estuvo alentando en los partidos en Santiago y Viña del Mar. J