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Científicos de la UBB crean la casa del futuro en madera y con mayor resistencia al fuego

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Redacción

Numerosas empresas, centros de investigación y universidades del mundo trabajan en el diseño de la casa que combine las necesidades propias de las familias, la sustentabilidad medioambiental y el diseño arquitectónico.

En esta materia, los esfuerzos desarrollados por profesionales de la Universidad del Bío Bío son importantes y parecen marcar una nueva hoja de ruta en la materia. Eso sí, el material no podía ser otro que la madera, el producto estrella de los 37 mil kilómetros cuadrados que tiene la región.

La investigación de un equipo de la casa de estudios ubicada en el sector de Collao, integrado por Ricardo Hempel, profesor titular y director del proyecto, y los arquitectos Gerardo Saelzer, Denisse Schmidt y Paulina Wegertseder, dio a luz la que se ha llamado la primera Vivienda Pasiva de Chile, bajo el estándar Passivhaus europeo.

Es un tipo de vivienda que exige una aislación térmica muy alta en toda la envolvente exterior. Reduce al mínimo el uso de sistemas convencionales de calefacción y refrigeración y aprovecha las condiciones de clima de donde esté instalada. El diseño y construcción permiten un clima interior confortable y máxima calidad del aire interno. Es una verdadera burbuja de comodidad, higiene, ahorro de energía y calefacción, sin emisiones de CO2: la casa del futuro.

El diseño arquitectónico y la construcción del prototipo estuvieron a cargo de la arquitecta Paulina Escobar. Desde el inicio y en todas las etapas trabajaron también diferentes especialistas, como constructores e ingenieros técnicos.

LAS PLACAS

El inmueble fue construido con placas contralaminadas de madera de pino, un producto nuevo, desarrollado en la UBB.

Ricardo Hempel explica que estas placas son de madera de pino, y las forman con la unión de tres láminas con las que se arma un contrachapado listo para el montaje. Son de 6 metros de largo por 2,40 de ancho y 9 centímetros de ancho para las paredes y precortadas en fábrica.

"El resultado fue realmente extraordinario porque la resistencia es de 90 minutos, un lapso que una losa de hormigón no resiste porque se funde el cemento en la parte baja y comienza a afectar las estructuras de fierro. Pero la resistencia al fuego de este contrachapado indica que es muy difícil que se queme, o sea, estamos ante una vivienda de madera resistente al fuego", señala el profesor Hempel.

La decisión de utilizar madera se adoptó por el creciente uso de este material en el mundo y debido a que las placas obtenidas permiten absoluta hermeticidad exterior. De este modo se ahorra en calefacción y energía general ya que a la estanqueidad se añadió la eliminación de puntos por los que entrara o saliera aire y fueron diseñados marcos de ventana con buen aislamiento.

Hubo mucho cuidado para definir la superficie de ventanales según la orientación de la pared y luz que requiriera cada habitación. Se usaron vidrios termopaneles y las puertas exteriores se ajustaron con diseños especiales de marcos y hojas. El confort térmico se logra con un sistema de ventilación que asegura la calidad permanente del aire interior, una temperatura de aproximadamente 20 grados y sin emisiones de CO2 ni elementos particulados.

mirando el sol

Además de los avances en materiales y sus propiedades el diseño de la casa es un elemento central. No se trata de que sólo sea bonita, sino que capaz de producir sinergías con el medioambiente.

"El diseño arquitectónico es un volumen más bien compacto, como un cubo, lo que hace que la vivienda pierda menos energía", explica Paulina Escobar.

Asimismo, en el interior, distribuyeron las habitaciones de mayor ocupación, como comedor, estar y dormitorios, orientadas al norte para que aprovechen el sol.

Para enriquecer la aislación térmica de la estructura revistieron por el exterior las placas contralaminadas con 10 centímetros de lana mineral y sobre esa envolvente, colocaron el último revestimiento exterior ventilado de pino. "Fue un desafío lograr la hermeticidad requerida sin tener que importar materiales, pero lo conseguimos", precisa Denisse Schmidt.

La temperatura y el aire son manejados de modo que se cumpla el principio de confort térmico permanente inherente a una Vivienda Pasiva. Instalaron un intercambiador que capta aire afuera y debajo de la vivienda, a 1,50 metros de profundidad, donde la temperatura en las mañanas es de 12 a 14 grados Celsius, frente a los 5 a 6 grados de la época invernal que habría dentro de la casa. La vivienda ahorra efectivamente entre el 80% y 85%, respecto de las no pasivas, en calefacción y energía general.

El aire que absorbe este intercambiador llega a un elemento parecido a los radiadores de los automóviles e inyecta aire dentro de la vivienda. En una pequeña sala de máquinas están los tubos que intercambian aire. Se puede regular la velocidad del intercambio de aire a "modo fiesta", para conseguir aire y temperatura en el caso de que la familia organice una reunión y haya 20 personas adentro, por ejemplo. El control manual de ventanas y puertas no está vedado, eventualmente pueden abrirse.

El costo de la vivienda es difícil calcularlo porque como se trató de una investigación varias empresas donaron material, pero es comparable con una vivienda de albañilería y con losa de hormigón, siendo lo adicional el costo del sistema de ventilación que es aproximadamente de $1.600.000 y el mayor costo por usar termopanel con argón y marcos de PVC de doble contacto.

Según sus desarrolladores, un aspecto digno de destacar es el ahorro de tiempo en la construcción de obra gruesa, los tabiques del primer piso de una vivienda de 140 m2 se instalaron en un día, la losa de entrepiso el segundo día, los tabiques del segundo piso en el tercer día y la estructura de la techumbre en un día; en una semana quedó terminada la obra gruesa.

PIONEROS

El proyecto es una realidad palpable desde hace un año. Ivonne Quintana Díaz y Anselmo Escobar León viven en una casa de este tipo y consideran que las cualidades son "fabulosas". Señalan que "es tan confortable que no hay palabras para describir, salvo la reflexión y el deseo de que ojalá todo se construyera así. En pleno invierno vivimos adentro con la calidez de la primavera y respiramos aire puro siempre".

Esta pareja o matrimonio de profesores jubilados tienen experiencia para comparar su actual residencia en Cumbre de Andalué, un sector en altura en San Pedro de la Paz, con su casa anterior en la Villa San Pedro, área antigua y tradicional de la ciudad.

"Acá estamos felices. La casa anterior era heladísima. El cambio es de ciento por ciento, está muy bien orientada para recibir sol y no usamos calefacción artificial, porque está instalado un intercambiador o renovador de aire que trabaja con una tecnología estupenda y nos permite regular la temperatura", destacan. En el interior del inmueble el aire está siempre limpio y tibio, a unos 20° C.

Añaden que el contraste de vivir en esta casa respecto de hacerlo en una común y corriente es mucho, siendo el factor más relevante el excelente confort que permite. "Tener esta vivienda es la fantasía de cualquiera", resumen. J

"La resistencia al

fuego de este

contrachapado

indica que es

muy difícil que

se queme".

Ricardo Hempel,