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De las teclas del piano a las tuercas del Rally

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Manuel Muñoz González

Sus siete mascotas, entre ellas su regalona Danka, la doberman; Bruna, que recogió en febrero tras verla en una bolsa de basura en la calle; la Zitara, Matilde y Josefa; su gata Simona (también recogida), y el erizo Benito Igor, hablan del amor por los animales de Javiera Román, a quienes les dedica gran parte de su tiempo.

El cariño por los cachorros es una de las tantas facetas de la penquista, de 25 primaveras, hoy la única mujer que embellece el mundo del Rally Mobil, actual navegante en la máxima categoría, la R3, donde compitió junto a Jorge Riquelme en la última fecha en Pucón, donde pese a abandonar antes de llegar a la meta, no pasó inadvertida. "Abandonamos el último día porque explotaron los cáliper y se trabaron las ruedas, empezamos a hacer fuego y el auto no respondía. Tuvimos que abandonar, pero hasta antes de eso sentimos que nos fue súper bien, logramos lo que queríamos, estábamos dentro de los tiempos de punta, compitiendo con todos los campeones de Chile, y para ser primera vez que corríamos como dupla, yo por primera vez en la R3, nos hicimos notar", contó quien también las ha oficiado de modelo y promotora, en su extenso curriculum de actividades que ha desarrollado.

En este mundo tuerca se mueve hoy la chiquilla, sin miedo al qué dirán, y haciendo lo que le más le gusta, correr a toda máquina en la exigente prueba como navegante.

"Siempre me gustó el tema de los autos, del rally, me empecé a acercar a gente, a aprender más, a enmarcar las rutas, las funciones del navegante, fue por un tema de interés por aprender en realidad. Me fui metiendo, fui buscando, escudriñando para aprender. Me metía medio escondida a veces, quería correr, varias veces me dijeron que no, una vez fui a un marcaje de una ruta a escondidas, pese a que no se podía. Mis papás no me dejaban, yo decía que iba a la universidad a estudiar, pero me iba a Yumbel a entrenar", repasa la joven, agradeciendo, a la pasadita, el apoyo que le dio la Municipalidad de Concepción, de ponerse con apoyo para pagar parte de los implementos deportivos de su equipo, el Jojopa Aiep Rally.

Desde el año pasado que Javiera, ya de forma más oficial, compite en la prueba tuerca más importante del país. "Me las busqué por mi cuenta para entrar a este mundo, el que siempre me gustó. Es una cosa que disfruto. Antes mis padres no querían saber nada de eso, pero ahora están chochos, con que yo haga esto. De hecho me fueron a ver al Rally del Bío Bío hace poco", dice con un sonrisa.

De tuercas y teclas

Pese a que el rudo mundo de las tuercas es lo que más le apasiona en este último tiempo, nadie pensaría que antes de ello, la delicadeza y suavidad de las teclas era lo que invadía gran parte de su existencia. Era pianista. Sí, tal cual, se dedicaba a sacarle hermosas melodías al piano, para donde apuntaba su futuro desde pequeña y hasta su adolescencia.

"Cuando chica mi mamá me metió a la Sinfónica de Concepción a tocar piano, a mí y a mi hermano. Practicaba cuatro horas al día, iba derechito a ser pianista. De hecho saqué tercer lugar en un concurso internacional, el Claudio Arrau, yo era la más chica, tenía apenas nueve años. Partí tocando piano a los cinco años. Siempre en el colegio me hacían tocar, en los actos, en la iglesia. Mis amigas no me creían, pensaban que apenas tocaba el cumpleaños feliz, pero les tocaba y se asombraban", recuerda Javi, en medio de sus estudios en la universidad.

No obstante, el destino quiso que las teclas quedaran atrás. "Llegó un punto en que me exigía demasiado, y había momentos en que ya quería irme, porque a esa edad, a los 7 años, las niñas andan jugando con muñecas, no tocando piano. Toqué hasta los 15, pero ya dejé de hacerlo de forma masiva, lo hago a veces para mí, para relajarme", dice Javiera, quien suma a sus caracter de multifacética la practica de snowboard, jugar hockey, y hasta el mundo de las pesas. "Jugaba hockey con un equipo de amigas, pero por tiempo me tuve que salir. Practico snowboard, acá el que me acompaña a todas es mi papá, él es mi partner, se la juega por ir conmigo, pese a que veces se complica por tiempo, igual se las arregla y me lleva. Si le pido que me lleve a la punta del cerro, él me lleva", dice. A ello, súmele que compitió en un campeonato de pesas, en powerlifting (levantamiento en potencia) donde en un campeonato local sacó el segundo lugar; y por si fuera poco, practica natación.

"Siempre quise hacer sentir orgulloso a mis papás, Rodrigo y Verónica, porque antes no lo sentí así. Antes, cuando era pianista, a veces no me podían ir a ver, por temas de trabajo. Más encima, yo era como la rebelde, siempre me pasaban suspendiendo en el colegio, hacía cosas y los mandaban a buscar. Me portaba mal, no tenía malas notas, pero me portaba pésimo, porque era como traviesa, hacía cosas. Ya entrando a la universidad me calmé un poco", cuenta.

Así es Javiera, hoy feliz en el mundo del rally. "Esto me ha ayudado mucho a creer en mí, a sentirme más contenta, más segura, y espero seguir haciéndolo por mucho tiempo más ". J

"A los 5 años

empecé a tocar

piano. Iba

derechito a ser

pianista, pero..."

Javiera Román.