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Pequeñines de Conce pasaron por primera vez desde el colegio a la cabina de un Boeing 787

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manuel.munoz@estrellaconce.cl

Bien tempranito llegó a sus clases y sin su habitual uniforme un grupo de pequeñines de la escuela René Louvel de Concepción, pues sabían que aquella jornada de miércoles no sería igual a todas. De ahí la ansiedad de algunos y el nerviosismo de otros. Así comenzó el día para 20 niños penquistas, quienes se aprestaban a vivir la experiencia de sus vidas a sus cortos 5 años los más chicos, y de 11 lo más grandecitos, como era subirse a un avión y viajar a Santiago.

Un ratito en la escuela y partió el grupito hacia el aeropuerto Carriel Sur, para a eso de las 10.00 horas comenzar la entretenida aventura ofrecida por el programa "Un día en LAN", actividad promovida por la línea aérea y que permite a niños de diversas entidades viajar en avión, con el fin de adentrarse en este mundo, para muchos, inaccesible, y de la cual La Estrella quiso ser testigo.

Emoción y llanto

La inquietud antes de embarcar era muestra de la ansiedad de los chicos, quienes con pasaje en mano e insertos en medio de ejecutivos, profesionales y viajeros, se disponían a abordar.

Hasta que llegó el momento. Uno a uno fueron subiendo y acomodándose en los asientos, varios de ellos cambiados, pues todos querían quedar en la mejor ubicación y junto a las "tías" que los guiaban.

El recorrido por la losa no fue mayor sorpresa, eso hasta que el "pájaro de acero" encendió sus turbinas y con ello las emociones de los peques. "Me quiero bajar, y hasta un 'nos vamos a caer tía' se escuchó por momentos. Unos gritaron de emoción, otros de susto, algunas risas nerviosas, hasta que de un instante a otro los niños se vieron en el aire y mirando todo desde donde nunca pensaron hacerlo.

"Me gustó andar en avión, lo que más me dio susto fue el aterrizaje. Estuvo lindo, había viajado a Santiago, pero nunca en avión. Lo que me gustó igual harto fue subir a la cabina de donde se maneja", contó Kyara Ríos, de 11 años, del sector Pedro de Valdivia y alumna de 6º básico.

"No me dio miedo, el despegue no más, que me dio una cosquilla en la guata, estuvo bacán", agregó Cristóbal Velásquez, otro chiquilín de 10 años, quien no dejó de masticar chicle en casi todo el viaje.

"Nunca me había subido a un avión, conocimos hasta donde se sientan los pilotos", dijo bien breve Felipe Campos.

Una vez que aterrizaron en Santiago, el grupo pudo aprender más sobre este mundo, recorrieron la base de mantenimiento en el aeropuerto Arturo Merino Benítez, y tuvieron la suerte de sentarse en los mejores asientos del Boeing 787, el avión más moderno de la compañía, y aprender lo esencial sobre cómo funcionan las naves. Un rico almuerzo y a eso de las 16.00 horas el grupo comenzó el regreso, ya sin los nervios y con gritos en el segundo despegue sólo de alegría.

"Los niños estaban ansiosos desde que salimos del colegio, muy emocionados por la posibilidad de andar en avión, eso se manifestó en el momento del despegue, en que se pusieron a gritar todos, algunos a llorar. Después andaban comentando en el colegio, en sus familias cómo había sido", contó Ximena Peña, monitora del programa 4 a 7 del Sernam que viajó al cuidado de los niños junto a Lilian Vera, otra de las monitoras, además de Pamela Villalobos, funcionaria de la Dirección de Desarrollo Comunitario de la Municipalidad de Concepción, entidad que junto a LAN posibilitaron el viaje de los 20 niños (16 de la escuela René Louvel y 4 beneficiarios de la Oficina de Protección de los Derechos de la Infancia de la muni penquista, OPD).

Un día inolvidable para estos pequeños penquistas, quienes forman parte del programa de intervención del Sernam 4 a 7, que permite que niños de entre 6 y 13 años permanezcan protegidos en sus escuelas, en este caso de la escuela René Louvel, mientras sus madres o mujeres responsables directas de su cuidado se encuentran trabajando, buscando un trabajo, nivelando estudios o capacitándose para una pronta inserción laboral.

Ximena Peña valoró la iniciativa, afirmando que "es muy importante la labor que puede realizar la empresa privada, y este tipo de actividades le permite dar acceso a los niños que en su realidad no lo tienen", puntualizó. J