Manuel Muñoz González
Parecía una imagen calcada a la vivida hace poquito más de un año, cuando el coronelino alzaba sus manos en señal de agradecimiento tras ganar la medalla de oro en los Odesur 2014. Pero esta vez fue en los Panamericanos de Toronto 2015, brazos al cielo para agradecer por la tremenda carrera en los 5 mil metros planos que se acababa de mandar la noche del sábado, y terminar subiendo al podio con la medalla de bronce en un emotivo remate del atleta coronelino.
El minero finalizó en el tercer puesto con un tiempo de 13'46"94, sólo superado por el mexicano Juan Luis Barrios con 13'46"47 y el gringo David Torrence, con 13'46"60.
"Estoy feliz, competimos contra grandes atletas de nivel mundial, pero gracias a Dios salimos victoriosos una vez más. Créanme que no doy más de felicidad, el camino ha sido largo y agotador, con altos y bajos, no todo es fácil, pero con su apoyo constante revertimos un pronóstico en contra", dijo emocionado Aravena, quien reconoció que igual pudo haberse metido en el segundo lugar, pero le faltó un pelito.
El minero se mantuvo toda la carrera en el lugar de avanzada, y como todos, la arremetida vino en los últimos 100 metros. En ese lote destacaba por ser el más pequeñito de todos y por su corte de pelo futbolero estilo mohicano, el que, según Aravena, le llegó por accidente.
"Me pasó una talla, me estaban cortando el pelo y se echó a perder la máquina, así que lo arreglaron como pudieron. Tengo la cabeza dura parece, estaba pelucón, así que pasaron la máquina y murió la chasca, dos días antes de competir", contó entre risas a La Estrella, cerrando una imagen emotiva y de película para coronar una brillante jornada para el campeón sudamericano de los 5k, quien volvió a demostrar que está hecho para las grandes instancias en las pruebas de fondo. J
Según el coronelino, "la parte final de la carrera fue muy dura, los de Estados Unidos y Canadá tenían mejor marca que yo y decidí irme con ellos. Me faltó creerme el cuento, faltó confianza y a lo mejor pudimos ir a la plata", reconoció, aunque igual nadie le quita la felicidad por el bronce.