En el Críspulo Gándara se festejó hasta madrugada
Carlos Paz Durán
Con un poodle vestido con tenida albinegra, varios de los invitados y dueños de casa enfundados en la camiseta de la Roja que les regaló el propio Gonzalo Jara, y asado, mucho asado. Así fue como algunos de los amigos de infancia y del Críspulo Gándara del defensor de la Roja, vivieron la final de Copa América.
"Como quince personas nos juntamos en mi casa de San Pedro de la Paz. Ahí hicimos la previa, vimos el partido e iniciamos los festejos, los que luego prolongamos hasta las tres de la madrugada en la casa de mis padres en Hualpén", indicó Alejandro Alarcón, uno de los "íntimos" de Jara.
De la final, el gandarino comentó que "sufrimos durante los 120 minutos que duró (con alargue de por medio), y luego aún más en la definición a penales".
"El partido fue tal como lo había pensado: apretado, cerrado, y con los equipos apostando al error del contrario. Como errores gruesos prácticamente no hubo, no se movió el marcador", expresó, para luego recalcar que Argentina "sólo en algunos momentos fue superior a Chile".
Alarcón comentó que, por lo del penal errado en la definición ante Brasil por octavos de final del Mundial 2014, para Jara "la obtención de la Copa América fue como una revancha".
Consultado, en tono de broma, si había sido lo mejor que el regalón de Jorge Sampaoli quedara fuera de la final por suspensión, y por ende de la opción de ejecutar uno de los tiros desde los once metros en la definición, el amigo del seleccionado sonrió y acotó que "él ya aprendió la lección. Además, esta vez había mejores ejecutantes". J