Esta joven atraviesa océanos y tormentas capitaneando buque para llegar al Puerto de Coronel
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Cada vez que llega a puerto, Nadja Köppen no pasa inadvertida. Es la única mujer entre los catorce hombres de su tripulación y, más encima, es su jefa. La alemana, de 29 años de edad, es una de las pocas capitanes de navío en el mundo que atraviesa los océanos y las tormentas en altamar para llegar a las costas de la Región del Bío Bío.
La oficial conversó con La Estrella en el Puerto de Coronel y dio gala de sus habilidades con los controles del carguero que comanda. Durante la mañana, como dicen los pescadores, la mar estaba picada, por lo que el buque se movía de un lado a otro. Nadja, sin embargo, usó toda su experiencia para nivelar la nave y facilitar la descarga de los equipos que traía a bordo.
La piropean
La joven habla alemán e inglés, entonces no entiende mucho los piropos que le lanzan camioneros del muelle o trabajadores de otros navíos chilenos. Pero sus tripulantes, en su mayoría filipinos, captan al vuelo cuando le tiran flores a su jefa. "Ellos me cuidan harto. Acá, como somos pocos, nos cuidamos como una familia. Sé que son hombres rudos, pero conmigo se portan muy bien", explica la capitán del HS-Resolution.
"Francamente, ser mujer me ha ayudado mucho a destacar. Porque como la mayoría de la gente trabaja en esto son hombres, apenas me ven dicen '¿qué?'. Me ha hecho sentir más especial y en mi grupo genera un ambiente más relajado", señala.
Se inspiró desde niña
La profesional cuenta que sus ganas de ser capitán de un barco nacieron cuando era chica, mientras vivía al norte de Bremen, en Alemania. "Allá también es puerto y siempre solía ver los barcos atravesar el río y luego adentrarse en el mar. Además, el mejor amigo de mi papá, nuestro vecino, era un capitán. Este hombre se iba con ellos y a mí eso me producía mucha admiración", relata.
"También encontraba divertido el hecho de que se fuera durante cuatro meses, completamente dedicado a su trabajo en el océano, pero que al regresar tuviera más de dos y medio de total libertad. Hoy en día, por ejemplo, a mí lo que más me gusta son estos periodos largos en que llego a casa a descansar", añade Nadja mientras trabajaba en el puente de mando del carguero.
"Esta persona nos contaba de sus viajes por el mundo, de los lugares que había conocido y la posibilidad que tenía de ver las cosas desde otra perspectiva. Eso mismo es lo que me pasa a mí. Aunque pocas veces tengo la posibilidad de dejar el barco y conocer los puertos que visito. Espero pronto tener tiempo de recorrer Chile, hay hartos lugares que me interesan", explica.
Siguen la Copa
Según explicó, están al tanto de que en el país se está llevando a cabo la Copa América y, como es un evento mundial, han tratado de no perdérselo por la tele. Tanto ella como los filipinos a bordo explicaron que mientras están en altamar es muy difícil encontrar una buena señal para ver los partidos, pero que a través de Internet han ido siguiendo las noticias. Añaden que, gracias al campeonato de fútbol, han podido conocer mucho más sobre la zona en todo el mundo.
La joven alemana no sólo se preocupa de llevar el barco a puerto. Tiene que asegurarse de que todo esté en orden y también hacer pega administrativa. Cuenta que incluso tiene que saber qué es lo que el cocinero hará de almuerzo y cómo van disponiendo de sus recursos mientras están embarcados.
Pero más allá de eso, la vida y la seguridad de sus compañeros está en sus manos cuando tienen que enfrentar la ferocidad de los océanos y mares que atraviesa mientras recorre los continentes con maquinarias, equipos y carga.
"Una de mis labores es ir vigilando los instrumentos para conocer en qué lugares se están originando tormentas. Así trazo rutas seguras para evitarlas. Sin embargo, eso no siempre resulta y uno termina encontrándoselas inevitablemente. En una ocasión, al sur de Sudáfrica, tuvimos que luchar contra olas de más de diez metros que golpeaban la nave igual como se ve en las películas. Uno mira alrededor y ve sólo paredes de agua pensando: 'Hasta aquí llegamos'. Es algo impactante, pero es parte del trabajo y tanto el carguero como la tripulación están preparados para esas cosas", contó la capitán.
No está sola
Nadja va de regreso a Europa tras dejar en el Puerto de Coronel una grúa que ayudará con las operaciones de desembarque. En la zona del carbón rompió el corazón de varios que la piropearon por lo llamativo que es ver a una rubia de ojos azules capitaneando un barco. Y ella les tiene una noticia aún peor: "tengo novio. Él también es capitán de navío, porque así es más fácil que pueda entender cómo funciona esto de los tiempos tan largos en los que uno se aleja. Tratamos de que nuestros viajes coincidan y si no es así, viajamos donde está el otro", explicó a La Estrella con una sonrisa. J