La Roja a un paso de la gloria
enviado especial a Santiago
Un partido extraño, que contó con una Roja con un hombre de más en gran parte del compromiso, pero que igual terminó siendo un sufrimiento para los pupilos de Sampaoli, para los cerca de 45 mil hinchas en el estadio y para los millones de espectadores que siguieron, nerviosos, el desarrollo del partido en sus casas.
Los primero minutos dejaron en evidencia que los peruanos no saldrían a meterse atrás, y metieron miedo en el arco de Claudio Bravo. De hecho a los 8' un cabezazo de Farfán dejó helado a los asistentes al Nacional, que fue salvado por el palo derecho de Bravo.
Ocho minutos después Lobatón remató y otra vez hizo pasar susto a Chile. Pero llegó esa patada de Zambrano a Aránguiz que terminó con el peruano en las duchas, y a los nacionales con la sensación de que la cosa se arreglaría.
Pero no fue así, Chile siguió sin ejercer un dominio claro y con problemas graves en la zona izquierda de la defensa, donde la falta de Gonzalo Jara se notó en demasía, pues ni Pepe Rojas ni Miiko Albornoz ofrecían mayor seguridad.
Sólo a los 42' la Roja pudo celebrar, gracias al primero de Eduardo Vargas luego de un remate de Alexis que Aránguiz dejó pasar y dio en el vertical, y que pilló a "Turbomán" un pelito adelantado, pero igual terminó enviando la redonda al fondo del arco.
Parecía que ese gol vendría a poner calma y dominio en el equipo de Sampaoli, pero los dirigidos por Ricardo Gareca salieron a jugarse su opción, haciendo ver que el hombre de más no se notara. Así llegó el empate peruano, luego de que Alexis perdiera una pelota en campo contrario, rápida salida por la derecha, centro de Advíncula y Medel que la pincha y la mete dentro del arco nacional, poniendo la incertidumbre en Ñuñoa a media hora del final.
Pero apareció la genialidad de Vargas para resolver el puzzle, con un atrevimiento desde 30 metros que puso en un ángulo para el definitivo 2-1, dejando a la Roja en una nueva final de América desde aquella disputada ante Uruguay en Argentina en 1987, pero que ahora será en suelo nacional, en lo que podría ser la consagración de una generación que no se quiere rendir hasta alzarse con algún título en sus manos.
"Desde el juego no tuvimos la velocidad de otros partidos. La expulsión nos perjudicó más a nosotros que a ellos, con respecto a no aprovecharlo", expuso sobre el final Jorge Sampaoli, asumiendo que no se le pasó por encima al rival, pero que cumplió el objetivo de estar en la final. J