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Joven penquista cuenta cómo fue trabajar en el equipo del Premio Nobel de Física 2012

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Karen Loreto Retamal

Desde muy pequeña, la física la cautivó. Quería entender y describir mejor la realidad, el mundo que Dios creó, nuestro entorno y el porqué de las cosas. Quería estudiar astronomía, pero el destino la llevaría por otro lado. Hoy, la penquista Carla Hermann es Doctora en Ciencias Físicas (estudió Ciencias Físicas y Astronómicas en la Universidad de Concepción) y fue parte del equipo de investigación del Premio Nobel de Física 2012, Serge Haroche, en Francia.

El 2014 terminó su doctorado y su estancia en Europa y se cambió de continente. Está en la Universidad de Maryland en Estados Unidos, realizando un Postdoc en Óptica No Lineal, en la generación de estados comprimidos de la luz y el estudio de éstos.

Su experiencia

Para muchos, llegar a ser parte de un Premio Nobel es todo un sueño. Carla lo cumplió cuando empezó su doctorado en la UdeC el 2009, a cargo del profesor Dr. Carlos Saavedra Rubilar. En el 2010 se presentó la oportunidad de ir a hacer una pasantía experimental al laboratorio en París, el Kastler Brossel, en la Escuela Normal Superior. "De esa experiencia nació la oportunidad de seguir un doctorado en paralelo en física experimental allá, donde viví hasta el año pasado", cuenta.

Estando en la ciudad parisina, Hermann participó del experimento del chip-atómico superconductor y Átomos de Rydberg. "Mi función junto con otro colega de trabajo, ahora Dr. Raúl Celistrino Teixeira, y la postdoc de ese entonces, Dr. Sha Liu, fue reconstruir un experimento que había estado sin funcionar por un largo periodo de tiempo. Reconstruirlo y obtener nuevos y relevantes resultados, esa fue nuestra misión y la cumplimos", explica.

Para ella, trabajar con el Nobel de Física 2012 fue una experiencia muy enriquecedora. Eso sí, explica, "uno no trabaja con él directamente, nunca, porque, lógico, viaja mucho y tiene responsabilidades de otro tipo. Pero está al tanto de todo lo que pasa y de cómo vamos avanzando. Eso sí, debo dejar una cosa clara: el grupo no es sólo una persona, para nada, hay un conjunto de físicos allá de alto nivel, comprometidos con la investigación, entre los jefes, los postdocs y los estudiantes".

"Los estudiantes de doctorado como en cualquier grupo se llevan la parte dura de la investigación porque es su trabajo de tesis. No tienen la responsabilidad de dirigir algo, pero sí de llevar a cabo el experimento, y de obtener los resultados que se esperan y de dar cuentas. El postdoc ya tiene más experiencia y es capaz de guiar el trabajo y en general están a cargo de lo que pasa en el laboratorio. Los jefes son los que llevan las ideas a un largo plazo, ven el panorama completo, que es algo no menor en ciencia, tener la habilidad de saber por dónde seguir, de generar nuevas ideas, de mostrarle a los colegas qué es lo que se está haciendo es importante e interesante y, al mundo, que la investigación es de alto impacto, o que lo será en un futuro. Esto es fundamental para conseguir recursos, sobre todo para física experimental que es bastante costosa", agrega.

Asimismo, relata que la calidad del grupo en términos investigativos es de vanguardia mundial, no sólo por Serge, sino que por toda la gente que lo compone. "Traté de aprender lo que más pude, de 'sacarle el jugo' a esa experiencia de vida. El ritmo de trabajo es duro por lo mismo, pero vale la pena, sin duda", dice.

Su experiencia

Vivir a casi 12 mil kilómetros de distancia de Concepción, le costó. No sabía francés y era una cultura nueva para ella. Es más, se demoró dos años en decirle "casa" a París. "Cuando lo logré, ya no me sentía en casa en Concepción, lo que es normal, pienso. La cultura es diferente, lo es, mucho. Muy poca gente cree en algo superior, muy poca, así que yo era un bicho raro, científica y ultra creyente. Gracias a Dios sí conté con una hermosa iglesia allá donde congregarme y compañeros de trabajo que me respetaban y querían muchísimo", cuenta.

Sobre los franceses, contó que es una sociedad no machista, "nadie te va a ceder el asiento en la micro o metro por ser mujer ¿Qué es eso?, simplemente no existe, salvo que estés embarazada. Nadie te va a abrir la puerta ni esas cosas. De hecho a mí me decían que era bastante machista, y cómo no, si crecí en Chile, jajajá. Creo que lo soy la verdad, en algún grado, es un poco difícil no tener ese switch activado; sí espero que me abran la puerta, mi padre siempre lo ha hecho, mi hermano siempre me ha cuidado en ese sentido también. Es raro para mí ver que no hay atención en eso. Así que sí, muchas cosas me costaron la verdad en el sentido de adaptación. Obvio no hay que generalizar, no todo el mundo es así. Conocí amigos allá muy caballeros (que para mí no es sinónimo de machistas, aclaro)".

En su área, la física, sí notó la falta de mujeres. Por mucho tiempo fueron solamente dos en su grupo. En otras estuvo sola y luego dos chicas más. Esa cifra, a ella no le causó ningún conflicto.

"No diría que es un área masculina. Es sólo que históricamente la mujer ha estado más lejos de estas áreas del conocimiento, pero eso está cambiando ¡Para mejor! ¡Cuánto potencial perdido! Somos lindas e inteligentes y NO lloramos siempre como dijo el Nobel de Medicina, Sir Tim Hunt, es sólo que a veces expresamos nuestras emociones de forma diferente que los chicos, eso es todo. Y lógico somos sexies ¿Qué quiere? No podemos ir contra nuestra naturaleza y no tiene nada que ver con nuestro intelecto. Estoy muy orgullosa de ser creyente, mujer y científica, en ese orden", lanzó la penquista, que tiene previsto volver en unos tres años e integrarse a algún equipo de física experimental en óptica cuántica en Chile.

"Quiero retornar a casa y aplicar y enseñar lo aprendido a las nuevas generaciones de físicos", adelanta. J

"Traté de

aprender lo que

más pude, de

sacarle el jugo

a esa experiencia

de vida"

Carla Hermann