Chamana predice que La Roja llegará a la final
l Felipe Rioseco
La selección de Ecuador, susurra desde Guayaquil la chamana Shirley Barahona -una mujer robusta y perita en ciencias ocultas-, está maldita. Explica que la era negra del equipo comenzó con la eliminación del Mundial de 2006 ("¡un robo!"), que luego se extendió con la muerte de Christian Benítenz ("¡lo envenenaron!") y que hoy la perpetúa el deté Gustavo Quinteros.
Ocurre que el entrenador, afirma, arrastra una maldición milenaria conocida como bacanal. Y eso, explica, condenará al Tri a una actuación decepcionante en Copa América. Shirley, que ensaya un gruñido eufórico, se reconoce resignada.
Le decimos, en un intento por levantar su ánimo, que debe haber una solución. ¡Un ritual, Shirley! ¿Cómo se puede limpiar al equipo?, preguntamos.
Shirley, la maga, medita unos segundos y filosofa: "Sí, hay una solución". Luego calla y aporta a la escena un aire de misterio. Hable, Shirley, le exigimos. Y la chamana responde: "Renovando al equipo, con gente joven. Sólo así se puede cambiar la suerte".
Chile
Hace 12 meses esta maga se hizo casi famosa al predecir los resultados de Ecuador en el Mundial de Brasil a través de Facebook. Por eso hoy, a dos días de iniciarse la Copa América, recurrimos a ella para vislumbrar el futuro de Chile. Es, informamos, una conversación tensa y llena de códigos enigmas.
-Empate- responde seca. Luego agrega:- Pero creo que Chile será finalista junto a Colombia.
Shirley advierte, eso sí, que la Selección corre peligro. Dice que hay gente que quiere perjudicar al equipo. Hombres inescrupulosos estarían considerando atentar contra la salud de los jugadores. "La gente a cargo del camarín le puede hacer brujerías", amenaza.
-Mire, pero se puede evitar. Lo primordial es que no coman ni beban en camerinos. Ellos tienen que llevar su propia agua. No pueden descuidarse nunca.
Luego de la advertencia, la chamana habla de fútbol. Explica que la Roja está preparada para pelear el torneo. Que sus jugadores son hombres vigorosos y muy bien alimentados. Y adelanta, en una revelación extraña, que la suerte de la Roja depende de hombres de azul: "Los jugadores de Universidad de Chile serán los goleadores del equipo".
(Shirley se oye ligeramente confundida)
-Bueno… entonces van a hacer historia los chicos. Y quizás después van a tener contratos millonarios- rectifica.
-Un muchacho joven, de entre 18 y 22 años.
-La juventud es lo que te hace rápido. Nuestro tiempo en la Tierra es corto, el mundo está cambiando rápido. Los jóvenes son los que quedarán- dice. Luego cambia radicalmente de tema y pregunta con voz suave-: Oye, y dime, ¿cuántos años tienes?
-Aaaay, qué belleza, yo tengo 46.
-Sí, tiene nueve años menos que yo. Pero estamos peleados hace seis meses.
Y Shirley, hecha su confesión, agradece el llamado. Al rato, en actitud seductora, añade: "Oye, mantengamos el contacto". E imaginamos, desde Chile, que lo dice guiñando un ojo. La maga, a través del teléfono, ya lanzó su hechizo. J
l Y Shirley, hecha su confesión, agradece el llamado. Al rato, en actitud seductora, añade: "Oye, mantengamos el contacto". E imaginamos, desde Chile, que lo dice guiñando un ojo. La maga, a través del teléfono, ya lanzó su hechizo.