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Cada detalle de los shows es pensado durante semanas, entrenan con la mente puesta en su público y las hacen todas fuera del ring para continuar con sus sueños. Esa es la realidad de los luchadores de Acción Sin Límites (ASL), la federación de lucha libre penquista.
La autogestión ha sido la punta de lanza de esta agrupación, que congrega por velada a más de 200 personas, que valoran el esfuerzo de los muchachos.
"Entrenamos tres veces a la semana y allí uno perfecciona las maniobras que aplicamos en el show. Hacemos muchos ejercicios cardiovasculares para mantener la intensidad en las luchas", indicó Héctor Castillo, alias Chuck Falcon.
La indumentaria es algo vital para el espectáculo y el asunto queda en manos de cada peleador.
"Hay personas que compran sus trajes y otros que tienen conocimientos de costura para hacerlos. En el mundo de la lucha hay mucha gente que se dedica a realizarlos e inclusive tuvimos al principio un costurero picada en la ciudad. Ahora todos nos conseguimos nuestros trajes en Santiago", explicó el peleador ingeniero en biotecnología.
Por otra parte, la lucha libre implica riesgos de uno que otro porrazo, pero ante cualquier eventualidad en ASL dicen estar preparados.
"Gente del staff sabe de primeros auxilios y en caso que pase algo tenemos la movilización para llevar a cualquier herido a un centro asistencial. Lamentablemente, el tema de las lesiones se costea individualmente, pero como grupo nos apoyamos para poder solventar cualquier tipo de gasto de ese tipo", sostuvo Rodrigo de la Cruz, manager de ASL. J