l Felipe Placencia Soto
Eduardo Becker Daguerressar (78) se declara un filósofo romántico y sentimental. En los años noventa publicó Los Umbrales del Conocimiento, un libro que está en muchas bibliotecas de todo el país, sin embargo, poco se conocía de su autor.
Menos que era penquista y que estaba preparando una obra: La Estela del Sueño (editorial LOM), con fecha tentativa de lanzamiento para septiembre de este año, cuyo argumento se mantendrá en secreto para guardar la sorpresa. Lo que sí se sabe es que será "profundo", pero a la vez entretenido e intrigante, como todas sus entregas.
pura pasión
"Tengo tanta pasión por lo que hago. Duermo cuatro horas y le estoy quitando tiempo al tiempo. Mi problema es que he sido un lobo estepario, un escritor solitario, por un llamado ético y moral. Hoy tenemos gente que lee muy poco. Tenemos graves problemas sobre eso y no somos conscientes", explicó.
Sus trabajos están cargados de mucha sabiduría. Para los Umbrales del Conocimiento dedicó doce años, en el que habla de cuatro pilares fundamentales: filosofía, religión, arte y ciencia. Ha tenido tres ediciones. Todo un éxito.
Aparte de esta obra maestra, tiene a su haber "Tres sueños de una realidad", "El rumor del viento" y "La mansión del Fauno".
"Me declaro un romántico y sentimental, yo escribo sobre el intelecto. Lo escribo de corazón. Me nace, me brota y sufro por esto", dijo. Si bien se autodenomina solitario por excelencia, dice que se siente orgulloso cuando lo reconocen en la calle, porque sus escritos le nacen del corazón.
"Un día en la Plaza Perú llegó un pescador. Me dijo, mucho gusto, le compré los Umbrales del conocimiento a usted", contó el escritor, episodio que lo llenó de orgullo.
"En un colegio una profesora de filosofía me dijo que un preso en el Manzano quería conseguirse el mismo libro", recordó con profunda emoción. J
l "Cuando estamos angustiados y hacemos introspección, somos hombres socráticos. Cuando por las grandes tiendas tenemos problemas económicos, somos hombres aristotélicos", explicó.
"La juventud necesita leer y meterse en el mundo. No hay tiempo y la culpa la tiene el ratón (el mouse). La ciencia avanza más rápido que la humanidad", aseveró el filósofo.