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El estudio "La Nueva Alimentación Tendencias en América Latina" fue el que reveló que Chile es el consumidor de alimentos procesados más grande de América Latina. En la región, 312 millones de dólares se gastan en este tipo de alimentos, alcanzando los 749 dólares per cápita, es decir: cada chileno gastaría cerca de 460 mil pesos anuales en este tipo de comidas.
La cifra latinoamericana se desglosa en productos horneados, que ocupan un 31 por ciento total del consumo, 23 por ciento de lácteos y un 8 por ciento de confites, entre otros. Dentro de los primeros, el pan sigue siendo el producto favorito más consumido en Sudamérica, con un 79 por ciento del consumo por persona promedio.
En Chile, en tanto, el consumo de pan alcanza el 89 por ciento, y es el más alto de toda la región en estudio.
El valor de este estudio realizado recientemente recae en que entrega datos bastante relevantes sobre el comportamiento del consumo de alimentos procesados en el país, ello con miras a las modificaciones a la Ley 20.606, de Composición Nutricional de los Alimentos y su Publicidad.
¿Qué son?
Los alimentos procesados corresponden a todos aquellos que, mediante procesos industriales, se les agreguen preservantes o aditivos para mejorar su calidad, o aumentar su duración.
Sobre su alto consumo, la nutricionista de la Universidad Andrés Bello, Paula Calcagno, explicó: "El daño está en el aumento de la obesidad en Chile y enfermedades relacionadas tales como la diabetes, la hipertensión y algunos tipos de cáncer que sí están relacionados con la alimentación y muchos de los aditivos".
La experta recalcó que no todos los preservantes son dañinos en sí mismos, sin embargo, aconsejó evitar los que estén marcados en negritas en las listas de ingredientes. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, la tartrazina, derivado del alquitrán, que puede llegar a causar problemas respiratorios por su consumo prolongado en niños.
Se señala que la industria de alimentos envasados es muy dinámica hoy en día gracias a los estilos de vida que son cada vez más ocupados, pero también más conscientes de la salud. J