La "selección" araucana que estudia en Conce y sale adelante gracias a residencial solidaria
cecilia.bastias@estrellaconce.cl
Son once chiquillos, todos oriundos de la Provincia de Arauco, que cursan estudios superiores en Concepción y que viven en una misma casa ubicada a pasos del centro penquista.
Cada uno de ellos tiene una historia diferente, todos tienen ganas y sueños que, probablemente, se harían mucho más difíciles de realizar si es que no hubiesen contado con el apoyo del Arzobispado de Concepción: todos viven en la Residencial Universitaria Santa Teresa de Los Andes, iniciativa del vicario episcopal de Arauco, presbítero José Luis Roldán.
Ésta es una casa destinada para 14 jóvenes, ubicada en Cochrane 450, donde actualmente habitan once muchachos provenientes de distintas comunas de la provincia. Ángelo Lagos es quien oficia de director.
"Vivo con los jóvenes aquí, eso significa una serie de responsabilidades que asumí al participar de esta obra en noviembre del año pasado", indica.
Por un lado, la tarea de Lagos es establecer las normas y turnos de servicios para que se mantenga el orden. "Debo hacer que se respeten las normas del hogar, lo que tiene que ver con dar una formación integral a los jóvenes en todo aspecto, es como ser un jefe de hogar, como el papá", afirma.
"Ha sido duro porque yo tengo mi trabajo normal, ellos también estudian, es una locura todo lo que es esta casa", añade entre risas, mientras describe lo que ha sido esta aventurada responsabilidad que decidió asumir.
Acerca de cómo llegó a esta casa, Ángelo comenta que pertenece a la Vicaría Episcopal de Arauco y como es amigo de un sacerdote, le ofrecieron el cargo. "Como vivía solo, me contó del proyecto y me preguntó ¿qué posibilidad había de que yo viviera con los jóvenes, para que pudiera haber más orden en la casa? Como no me ata nada, me sumé", afirmó.
El año pasado esta casa estuvo en avenida Manuel Rodríguez. Ése fue su primer año de funcionamiento. Luego, el arzobispo de Concepción, monseñor Fernando Chomalí, dispuso que el hogar se debía trasladar. Allí a los chicos se les da un lugar dónde alojar y tienen comida a disposición. "Se les trata de forma digna, con lo poco y nada que tenemos se les da lo mejor, ellos pagan solamente 40 mil pesos y no se les pide nada más", explica.
"Algunas reglas que tenemos son que todos deben estar levantados a las diez de la mañana, el desayuno es libre. El aseo lo distribuimos, tratamos de mantenernos, somos todos hombres, nos cuesta. Y la cena a las ocho de la tarde y ojalá todos vernos las caras una vez al día por lo menos", comenta el director de la residencia.
testimonios
Adolfo Ancalao tiene 19 años y es de Curanilahue. Estudia Construcción en el Duoc y éste es el segundo año que vive en la residencial. Comenta que supo de esta casa por la asistente social de su liceo.
"Me preguntaron si quería postular y ellos mismos me hicieron los contactos. Luego me llamaron para decirme que había quedado y mi mamá estaba muy contenta, porque vivimos los dos solos, no más, ella vende pescado en la feria. Yo había buscado otra pieza y costaba 120, era una pieza sin ventana, íbamos a arreglarnos igual, pero afortunadamente quedé acá", cuenta.
En su primer año en la casa, este joven cuenta que aprendió a hacer varias cosas o reforzó lo que ya había aprendido en su casa. "Fue bien grato, yo ya sabía planchar y hacer comida", comenta. "Con los chiquillos ahora, nos llevamos muy bien. Estamos muy inspirados en el mismo objetivo que es sacar una carrera", detalla.
De todos, se describe como uno de los más buenos para la talla, por lo mismo su estancia aquí es bastante alegre y positiva. "A mí no me pasa mucho eso de extrañar, con los chiquillos, la pasamos bien… estudiamos y todo eso. De hecho, yo trato de viajar cada quince días, para ahorrar y para descansar también. Uno descansa estando acá, si esto es como nuestro hogar, es como nuestra casa", afirma Ancalao.
Claudio Díaz, también de 19 años, es originario de Tirúa y estudia en Concepción Automatización y Control Industrial. "Este es mi segundo año de estudio en Concepción. Antes estaba en otra residencia, en donde tenía que pagar los gastos básicos. Pero el ambiente aquí es súper acogedor y nos llevamos bien. A veces hay algunas diferencias, como en toda residencia, pero al final todos nos comportamos como hermanos, nos hacemos de buenos amigos", relata.
"Mis padres me han venido a ver y lo encontraron súper lindo y que estoy mucho mejor que en el otro hogar. Allá pasaba frío y hambre, aquí no", cuenta.
Luis Salgado, otro de los residentes, tiene 18 años y se encuentra estudiando Kinesiología. "Cuando llegué acá fue mucho mejor de lo que esperaba, no pensé que iba a ser tan acogedor el ambiente y el respeto que se vive aquí", comenta.
"Don Ángelo siempre nos dijo que aquí se venía a estudiar y se da un buen ambiente, nos donaron libros y a mí me sirven mucho", afirma.
Todo esto ha sido una experiencia muy grata para Luis. "Uno se lleva bien con todos, no falta nada, uno incluso tiene más cosas que en su propia casa", asegura.
Cabe mencionar que esta residencia es de la Iglesia Católica, pero no es requisito profesar la religión para estar en ella. "Citando al mismo arzobispo Chomalí, esto es el cariño de la Iglesia con los jóvenes y la lógica no estaría en que ellos sean católicos, yo ni sé que religiones tienen ellos", aclara el director de la Residencia Santa Teresa de Los Andes, Ángelo Lagos. J