Pareja penquista le puso toda la magia del sur a sus productos que han llegado hasta Europa
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Siempre tuvieron la idea de mezclar sus carreras. Distintas, pero que en algún punto se relacionaban: Ella arquitecta, él periodista. Hoy, esa mezcla dio inicio a Lemu Handmade, que une toda la magia del sur con el rescate de los antiguos oficios y que, según su descripción, "su nombre proviene del Mapudungun "bosque", lugar sagrado donde los primitivos hicieron uso del cuero para protegerse de un ecosistema agreste, construyendo ropajes, refugios y los primeros prototipos de equipajes, dando vida a nuestro principio de valoración de la materia prima y mano de obra local".
Bolsos, carteras, llaveros y accesorios para el celular forman parte de la iniciativa de estos penquistas avecindados en Puerto Montt, que a través de las redes sociales no sólo han logrado vender a distintas regiones del país, sino que han llegado hasta Europa.
Idea desde el sur
"La idea del proyecto nació, porque con Juan Pablo (Riquelme) siempre tuvimos la intención de generar algún proyecto juntos, ya que los dos teníamos inquietudes en distintas áreas. Queríamos hacer algo entretenido entre los dos, mezclar la arquitectura con las comunicaciones", explica Ariela Rivas de entrada.
Cuando se fueron a vivir desde Concepción a Puerto Montt, comenzó este periplo por el diseño. No conocían la ciudad ni menos tenían familiares. Eso se tradujo en que tenían más tiempo para llevar a cabo sus planes. "Empezamos a viajar y recorrer este nuevo entorno que nos recibía y por un tema de que es un producto que se relaciona con el diseño, que por lo lejos que estábamos necesitábamos algo que fuera transversal, que no necesitaras probártelo. Todo ese concepto nació acá en el sur en cuanto a colores, y los paisajes que fuimos conociendo a medida que avanzaba el tiempo", cuenta la arquitecta.
"Quisimos sacar lo mejor de nuestras profesiones, porque estábamos en una ciudad que no conocíamos nada. En el sur de Chile nació el concepto. Estudiamos una forma de llevar a cabo esta idea de hacer algo en conjunto. Fuimos viendo los materiales que teníamos disponibles para ir materializándola. Pudo haber sido cualquier cosa, pero elegimos esto", añade Riquelme.
Lemu, dicen, tiene como bajada el vivir en el sur del país y que es un compañero de viaje que fue lo que a ellos les ocurrió, más o menos, al irse a vivir a Puerto Montt.
rescate de los oficios
Corría junio de 2013 y comenzaron a echar a andar sus ideas. Buscaron prototipos, ideas y cómo plasmar su visión en un producto que fuese transversal, que las personas no necesitaran probárselo, sino que sólo encantarse con su diseño y usarlo. Así nacieron sus bolsos.
Según explica el periodista, "fuimos creando los primeros prototipos, fuimos viendo los materiales para llevarlo a cabo, vimos que las mochilas y carteras era el producto más idóneo. No necesitabas probártelo. Con la marca nosotros buscamos dar valor a la materia prima y mano de obra local. Todos nos decían que teníamos que comprar en Santiago, pero nosotros decíamos que cómo no lo íbamos a pillar en el sur".
Buscaron lugares donde se trabajaba con cueros, exploraron el producto que calzara perfecto con su propuesta. También estuvieron aprendiendo de un sastre que le enseñó a Ariela todo lo que tiene que ver con el oficio. Así como el aprender a usar la primera máquina de coser que compraron.
"El sastre nos preguntó por qué queríamos hacer esto, si él lo llevaba haciendo por más de 40 años y estaba consumido por el retail, estaba agobiado por lo nuevo y estaba desapareciendo su oficio. Nosotros le planteábamos que tratábamos de darle el concepto de que hay un poder adquisitivo en Chile que permite tener un consumo de nicho. Nosotros sabemos que somos un mercado emergente, parte del diseño independiente. La gente busca diferenciarse, tener algo exclusivo, salir del mall y encontrar algo distinto. Esto es una oportunidad para nosotros de decir ok, vamos a hacer un producto destacando el sur de Chile, vamos a rescatar a los oficios que hoy están en peligro de extinción", explica Riquelme.
Eso los motivó más y a principios de 2014 echaron a andar su negocio. Al principio sólo le vendían a sus amigos, pero de a poco, el boca a boca y la buena gestión en las redes sociales permitió que su talento llegara hasta otros rincones del planeta.
Es que ningún producto Lemu es hecho al azar ni en masa, cada uno tiene su toque y su alma. "Nuestros bolsos tienen que ser hechos en equipo, porque son una especie de ensamblaje donde se arma nuestro producto final. Se cose, se le ponen los broches, se cose de nuevo y se le ven los detalles. No es un bolso que se haga de una tirada. Si no que es necesario que hayan varias personas. Todo lo que se hace es en forma de equipo", explica Ariela, quien revela que los primeros productos los tienen ellos.
"Cada producto es distinto al otro, independiente si es un producto similar. Van saliendo colores, texturas…el hecho que sea uno a uno tiene un valor por sí solo", añade Rivas.
En crecimiento
A un año de su lanzamiento, Lemu ha ido creciendo. De las primeras carteras y bolsos, aumentaron a accesorios y piensan en más. La cantidad que realizan ya no es una, sino que varias, que están en distintas latitudes nacionales e internacionales como Ecuador, Inglaterra y Holanda, por nombrar algunas.
"Internet es la plataforma que nos ha permitido acceder a otros sitios, otras comunidades y la gente se ha interesado en nuestros productos", dijo Riquelme, agregando que decidieron instalarse en distintas zonas del país y hacer alianzas con músicos o artistas para llegar a otros públicos y lugares.