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El muralista ecológico: "Quiero que no sea todo gris y cuadrado, quiero darle otro sabor a la vida"

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cecilia.bastias@estrellaconce.cl

Vive por y para el grafiti. Eso es lo que señala Rolando "Chelo" Valenzuela (30), vecino de la población Pedro del Río Zañartu y quien, con el paso de los años, se ha ido especializado en la creación de obras de arte en las murallas del Gran Concepción.

"Me dedico hace 15 años a pintar murales en diferentes espacios públicos. En 1999 empecé con esto siendo yo adolescente. Me crié en Hualpén y ahí, con algunos amigos, enganchamos en el tema de la cultura Hip Hop y el grafiti. Empecé haciendo letras y de a poco fui evolucionando con la práctica de las imágenes. Luego entré a estudiar diseño gráfico en la Universidad del Bío Bío y lo hice pensando en los murales. La verdad es que mi idea era siempre ir perfeccionando mi talento en esta área", detalla.

artehaga

Cabe indicar que Chelo pertenece a un colectivo de muralistas penquistas llamado Artehaga. "Con ellos hemos recorrido todo Chile. Además, el año pasado, participamos en un encuentro de muralistas en Fuerte Apache, Buenos Aires", comenta.

"Por ahora estamos con hartos proyectos. En noviembre, por ejemplo, pretendemos ir a Brasil, a un encuentro que se está organizando en Río de Janeiro", detalla.

La forma en que este hombre ingresa al mundo del muralismo, es bastante particular, pues estuvo marcado por el fallecimiento de su padre cuando Chelo tenía 14 años de edad.

"Mis dos papás fallecieron. Mi papá el 99, el mismo año en que empecé a pintar. Mi mamá falleció el año 2007, pero fue el deceso de mi padre lo que en buena parte me llevó a la pintura. Él era de avanzada edad y yo era su séptimo hijo. Le dio un cáncer al estómago", recuerda.

"Mi madre murió cuando yo tenía 23 años. Ella tenía problemas en las arterias, tenía 62 años. Se fue a operar a Santiago y no regresó.

De sus trabajos, sostiene que hay de dos tipos: aquellos que realiza por el amor al arte y los que hace a pedido, contratado por comerciantes que quieren embellecer sus locales.

De hecho por estos días viaja a la Patagonia, pues fue contratado para realizar un trabajo en la furgoneta de un pub. "Tengo algunos trabajos particulares, yo me muevo harto con ese tipo de pegas en hostales, restoranes y pubs. Acá, en Concepción, he pintado algunas cosas en la Bodeguita de Nicanor", describe.

naturaleza

Hoy, según la opinión de este diseñador gráfico, se está pasando por un buen momento en el mundo del muralismo en Concepción y sobre la obra que más le ha marcado, afirma que es la realizada en Buenos Aires. "Para nosotros ése fue muy importante, ya que se realizó durante un viaje súper nutrido y fue una experiencia muy positiva en todo sentido. Trabajamos en un bloque gigante, en uno de los guetos más complicados de Sudamérica, pero nos recibieron con profundo respeto y cariño".

Para el grafitero, más allá de la belleza y la estética, lo que más rescata de este tipo de expresión es el contenido social que conlleva. "Mi idea es continuar pintando y viajando, dejar mi arte en distintos lados. También me gusta pintar el patrimonio nativo, las aves, plantas y los arrayanes, me gusta ir al bosque y conectarme con eso. Es un patrimonio que está olvidado", señala.

"Yo me imagino viajando por distintos lugares, hasta que me den las pilas, porque quiero aprovechar mi juventud para eso, además que está bien movido el tema", comenta.

De sus experiencias con Artehaga, afirma que ir a pintar a distintas comunidades y de ellos saca el máximo aprendizaje posible es impagable. "Ese grupo es bien participativo, pinta socialmente y apoya a todo el que lo necesite", dice.

"Artehaga son como 20 personas, somos de distintas edades. Estamos nosotros los más viejitos de 30 y tantos, hay una generación de 20 y 25, otros que son niños como de 15 años. Hace poco sacamos una personalidad jurídica como centro cultural, y nos falta antigüedad para sacar fondos y hasta ahora todo ha sido autogestión. Ha sido súper de esfuerzo nuestro trabajo, la idea es sacar proyectos", señala Rolando.

"Un mural dentro de la ciudad es apoderarse de los espacios que son de todos. También tu como autor puedes entregar algo. Quiero que no sea todo tan gris y cuadrado, quiero darle otro sabor a la vida que tenemos diariamente, cuando la gente va en la micro en su rutina que vean algo distinto, un mensaje", indica Chelo a La Estrella. J