l Felipe Rioseco
Sergio Navarro, capitán de Chile en 1962, lateral izquierdo mítico y emblema del Ballet Azul, le grita a hoyxhoy que está "enrabiado". Dice que ve con preocupación cómo el fútbol chileno se ha plagado de argentinos. Nombra a Tocalli, a Grelak y Claudio Vivas. Y se detiene, especialmente, en Jorge Sampaoli, el origen del mal humor del señor Navarro.
Asegura que la especialidad del casildense es encandilar al hincha con frases populistas ("se las sabe por libro"). Que es un perito en "meter chamullo". Y que nosotros, los chilenos, le creemos todo: "Afuera nos ven como huevones".
Sampaoli, filosofa Navarro, está utilizando a Chile para fines propios. Y por eso, asume el mundialista, cada cierto tiempo desliza que quiere partir, tal como lo hizo ayer en entrevista con Marca: no descarta, dijo, dejar la Selección después de Copa América. "Fernando Riera lo hubiera ahorcado, ¡lo que hace es terrible!", lanza apenas oye su apellido.
Le pongo un ejemplo: él dijo que su sueño era dirigir a Argentina, su patria. Entonces, ¿cómo voy a creer en una persona que dice eso? No se puede confiar en él. Que tenga un poquito de inteligencia y calle la boca. Además, ¿sabe qué?
.
A una persona que le hizo lo que le hizo a Vidal y a Medel, no le tengo ningún respeto. Para mí primero está el ser humano, no ganar a cualquier precio. Es un revienta jugadores.
Quiere ganar a toda costa. No tiene ningún temor de liquidar a cualquiera. Vidal nunca volvió a ser el mismo. Mire cómo liquidó a Pepe Rojas, a Osvaldo González. Aránguiz se salvó porque se fue a Brasil.
Va a ver cuántos se van a lesionar tras estos dos partidos (Irán y Brasil). Mire a Matías Fernández, seguro que lo presionó. Pero prefirió operarse y ahora está recuperando su nivel.
El futuro de la Roja, augura Checho, es ligeramente oscuro. Considera que los ciclos de Sampaoli no duran más de 2 años. Que después de eso, los jugadores terminan estresados. Y por ello, precisamente, susurra, imaginar a Chile ganando la Copa América es ilusorio. Sampaoli encontró en el capitán a su más grande detractor. Y el capitán encontró en Sampaoli al origen de todos sus males. Son, entendemos, almas opuestas. J
l
"Lo persiguió un año y ¿qué pasó? Nada. Fue patético. Mire, puede tener papá chileno, pero Zárate es ar-gen-ti-no. Y con Valdivia lo mismo. Lo fue a ver a todos lados y en el Mundial no lo puso. ¿Quería demostrar autoridad?"