Secciones

El creador de los Quesos Boyén cuenta cómo pasó de la pesca a próspero empresario de lácteos

E-mail Compartir

l Cecilia Bastías Jerez

A los 27 años de edad era pescador artesanal y hoy, a los 52, es un próspero empresario dedicado al rubro de los quesos.

Así es la historia de Carlos Olave Garrido, quien, en un paso por la ganadería con poco éxito -como él mismo aclara- decidió reestructurar su proyecto y materializar la venta de sus productos en base a la leche.

"Yo soy de familia humilde y he salido adelante con puro ñeque y la ayuda de Dios", indica de entrada este hombre, padre de 4 hijos y casado hace 21 años.

Lo segundo que menciona al presentarse, es que es de Lota. Es que allí, en la ex ciudad minera fue donde pasó su infancia y adolescencia, de allí viene su cercanía con la pesca.

De su salto de la pesca artesanal al mundo de la ganadería, cuenta que ello se produjo el 2004 criando novillos para el consumo de carne. "La verdad es que ahí no tuvimos buenos muy buenos resultados y decidimos rehacer el proyecto e impulsar una planta de productos lácteos", señala.

"El 2009, ya empezamos a hacer el queso chanco chileno y a eso le pusimos Quesos Boyén, que en Mapudungún siginifica Tierra de Fuego. Desde ahí nos dedicamos a desarrollar los productos más sanos en el mercado lácteo", cuenta Olave con profundo orgullo.

Cabe indicar que Carlos tuvo un pasado bastante activo en el mundo de la pesca artesanal. De hecho fue presidente del Sindicato de Pescadores de Arauco. Sin embargo, su vida como dirigente, asegura haberla dejado completamente de lado y que ahora está 100% enfocado en el trabajo de su empresa y en su familia. "Actualmente sigo ligado a la pesca como armador artesanal, pero de la actividad gremial ya no", afirma.

"Siempre hay algo porque luchar, pero ahora no están dadas las condiciones gremiales. Creo que es bien difícil que podamos lograr algo más con la actual Ley Longueira", asegura. Al respecto, manifiesta que en general tiene una opinión bastante crítica de la actividad política. "Yo tengo un solo partido político, que es Dios y mi familia", asegura.

la familia

Carlos afirma que su familia es lo primordial en su vida. "La señora Mónica Riffo Cárdenas es mi mujer y tengo cuatro hijos uno de 23 años, Simón; una de 20 años, Mónica Belén; otra de 18 años, Camila Alejandra; y el menor de 7 años Martín Esteban", comenta.

"Mis hijos mayores estudian carreras universitarias", asegura orgulloso de haberle podido dar la oportunidad a sus hijos de tener más herramientas de las que él tuvo.

Pero aclara que ellos tendrán que encontrar con esfuerzo, igual que él, su sustento. "El futuro se lo forja cada uno. Éste -por laplanta de lácteos- es el emprendimiento de mi señora y yo. Mis hijos tienen que tener su propio emprendimiento", dice de forma categórica.

millones de dólares

El patrimonio de Carlos Olave asciende a los 6 millones de dólares. Y lo afirma con orgullo y sin falsa modestia, ya que -dice- es el fruto de su trabajo. "Me lo he ganado con mis años de trabajo y gracias a mi familia. Además, todo esto lo he invertido en mi país. Por eso hemos formado esta planta, hemos tenido que ir a la banca a pedir créditos, a pesar de que es muy duro, pero hemos tenido que luchar muy duro para poder subsistir", declara.

Para este empresario, es reconfortante poder entregar trabajo otras familias gracias a su éxito. "Para algunos quizás sería más conviente tener guardado el dinero en un banco y cobrando intereses que generando trabajo para tener una sociedad, medianamente, con más oportunidades", indica.

Cada vez que se refiere a sus negocios habla en plural, aunque no pertenece a una sociedad comercial, sino que Carlos es el único dueño. "Tratamos, dentro de nuestros medios, de apoyar a las personas que necesitan de una oportunidad, como así me la ha dado Dios a mí. Es mi forma de retribuir", aclara.

Con respecto a los empleos sostiene: "Nosotros hicimos una innovación, buscamos una nueva alternativa de negocios y laboral. En la empresa Ganadera Golfo Arauco, trabajan 115 personas, en Fundo Boyén trabajan 40 y en la empresa Mar y Tierra, dónde transportamos la leche, trabajan 25 personas más. Todo en el afán de tener nuevas oportunidades y también de dar más trabajo. Todas esas empresas componen el grupo de Lácteos CEO", describe.

De su empresa, detalla que construyeron una planta especialmente diseñada para producir quesos, leche fresca, leche chocolatada, yogur, mantequilla y queso crema. Se encuentra ubicada a la salida de Chillán, en el Kilómetro 7 del camino a Pinto. Son más de 7 mil metros cuadrados de planta de alta tecnología.

"Tenemos un producto nuevo que es Leche Súper Fresca y que tiene una vida útil de 20 días. Es un proyecto que asesorado por un ingeniero en alimentos y que ha desarrollado en varias medianas empresas lácteas. La idea es entregar un producto que llega desde el pie de la vaca a la casa. En los últimos 25 años solamente se produce leche en cajas de larga vida, de aluminio y las nuestras son de cartón natural", comenta.

"Las proteínas y vitaminas, se eliminan por la gran evolución de pasteurización, nosotros la hacemos a 90 grados, a diferencia de lo normal que son de 70 grados. Es otra calidad", especifica.

"La duración de sólo 20 días podría ser un riesgo, pero para eso estamos acá. Para hacer algo diferente. Ése es nuestro desafío", argumenta.

La Clave del éxito

Para Olave, la diferencia entre un emprendedor que llega al éxito y otro que no, está en la responsabilidad, la valentía y la austeridad. "Lamentablemente muchos microempresarios cometen errores cuando se ponen a gastar lo que no tienen y se deja muy débil el flujo de caja", afirma.

"Un microempresario no tiene muchas oportunidades ante un gran grupo económico, porque enfrentan tasas de intereses más altas y seguros más caros. Entonces uno paga dos veces de lo que paga un grupo económico más grande", explica.

De sus dificultades en los inicios, Carlos asegura que siempre hay contratiempos. "El poder convencer a tantas personas de que en el mercado es necesario que exista un empresa mediana, que pueda desarrollar nuevas oportunidades de negocio", establece.

"Toda nuestra producción de queso lo vendemos en las poblaciones, dónde muchas veces el comerciante chico no es atendido por los grandes grupos económicos, porque no les interesa vender 2 ó 4 kilos", comenta.

Para poder llegar a convencer a los vendedores de abarrotes en los barrios de todo Chile, cuenta que también fue una tarea bastante ardua. "Hay un tremendo desgaste comercial y humano de poder apoyar esa microventa diaria, nosotros preferimos partir por ahí y no ir a las grandes cadenas de supermercados", subrayó el empresario. J

"Yo soy de

familia

humilde y he

salido adelante

con puro ñeque y

la ayuda de

Dios".

"Los 6 millones

de dólares, me

los he ganado

con los años, y

gracias a mi

familia".