Tomecino se llevó una antigua locomotora para restaurarla y traer de vuelta sus años de gloria
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Álvaro Parraguez es un amante del patrimonio ferroviario. En Tomé creció añorando la historia de las máquinas que, hasta la década de los ochenta, recorrieron la comuna. Su pasión por los trenes lo llevó a protagonizar uno de los relatos más increíbles que pueda contar un fanático de los rieles y durmientes.
Acusados
El joven ingeniero y un grupo de amigos sacaron sin permiso una antigua locomotora Deutz, de fabricación alemana, que estaba abandonada y deteriorada. Luego recorrieron con ella 112 kilómetros desde Osorno, en donde se encontraba, hasta Valdivia, lugar en el que tenían previsto un hangar para guardarla.
Sin embargo, lo que Álvaro y sus compañeros llamaron "rescate", fue catalogado como un delito por las autoridades. De hecho, en las fiscalías de ambas ciudades, la causa hace referencia a un robo y receptación de un equipo avaluado en más de 180 millones de pesos.
Planearon "rescate"
Desde Tomé, Parraguez relató que "nosotros elaboramos un proyecto y enviamos muchas cartas a la compañía durante harto tiempo, pero a ellos pareció no interesarle la idea de restaurar la Deutz. Nuestro fin era rescatarla de las condiciones en las que estaba. Tenía goteras, era un mural para los rayados y un casi un bar para los alcohólicos. No tenía un buen resguardo, así que decidimos actuar considerando el gran valor histórico que tiene".
El ingeniero recordó que la maquinaria alemana prestó servicios a empresas mineras y constructoras durante cerca de cuatro décadas, antes de quedar detenida y en el olvido en 2007. Para su "rescate, escogieron una fría noche de febrero. Relató que llevaron equipos, focos, baterías y petróleo para echar a andar la locomotora a través de la línea del ferrocarril.
Pudo con el viaje
"Era una maniobra complicada, pero por lo mismo iluminamos la Deux. Nos sorprendió harto porque todavía tenía un poco de petróleo. Mientras avanzaba esa madrugada, una camioneta viajaba al lado para asegurarse de que nadie corriera peligro. Por lo mismo nos fuimos detrás de otro tren", aseguró el tomecino.
El viaje de más de 100 kilómetros hacia Valdivia estuvo cargado de adrenalina y nostalgia. El darse cuenta de que la pieza de ingeniería en la que viajaban aún se la podía con el trabajo, pese a su abandono, los hizo fortalecer su convicción. Bajo la luz de la luna, aún relucía una placa metálica instalada a un costado de la Deux, donde reza el nombre "Virgen de la Esperanza", nombre que le dieron al equipo en sus años de servicio.
La restauración
Apenas la Deux fue instalada, el grupo de amigos comenzó con la restauración. Lo primero fue la limpieza. Adentro todavía quedaban los vestigios y la inmundicia que dejaron las personas que usaron la reliquia como baño. Luego se dedicaron a pulir la pintura sucia, llena de rallados y promesas de amor.
"Quisimos pintarla con los colores con los que se entregaba originalmente desde la fábrica y en eso avanzamos bastante", comentó Álvaro quien, junto al resto del grupo, investigó durante años la historia de la "Virgen de la Esperanza".
Los amigos estaban avanzando rápido, pese a que todos ellos trabajan o viven en distintos lugares. "Dejamos la parte eléctrica y mecánica para después, aunque ya teníamos comprado gran parte de los materiales. Todo esto fue puesto de nuestros propios bolsillos", añadió.
Sin embargo, una vez que se echó de menos la máquina, se gestó una denuncia que dio pie a una investigación del Ministerio Público. Finalmente, detectives de la PDI dieron con el galpón en Valdivia y encontraron la locomotora. Lo que para ojos de los amigos es un acto de rescate, en términos legales es considerado un delito.
Frente al hallazgo, el oriundo de Tomé explicó que "nosotros declaramos voluntariamente, contando nuestra historia sobre la restauración. La gente que nos escuchó estaba bien asombrada e incrédula. Por ahora esto se encuentra en etapa de investigación, así que estamos a la espera de qué decisión tomará la empresa denunciante, que es OHL".
Sería donada
Cabe señalar que, una vez encontrada, personal de la constructora propietaria del vehículo de carga, decidió trasladar la locomotora a otra ciudad. Sin embargo, aún no está decidido quién será el beneficiario de la donación. Mientras tanto, la locomotora sigue en el mismo galpón en el que Álvaro y sus compañeros del grupo "Salvemos la Deux de Osorno", habían estado trabajando.
Él explicó a La Estrella que "mientras podamos seguir viajando los fines de semana a arreglarla, lo haremos. Nos cuesta harto por tiempo y dinero, pero nuestro objetivo es terminar lo que empezamos". Esperan que el equipo alemán sea entregado a un musero ferroviario o a una entidad que se preocupe de su conservación. Explicó que el ideal es que no vuelva a pasar que una pieza de la historia del país vuelva a perderse y a transformarse en un sitio abandondado y tomado por adictos. J