Pablo Arraya: "Venimos a llevarnos el Huáscar"
l Felipe Rioseco
Marcelo Ríos, la leyenda, intercambia pelotazos sutiles con Gonzalo Lama y Christian Garín en el Club Palestino. Ambos, Lama y Garín, corren. Transpiran. Ríos, la leyenda, juega parado, y cada cierto rato ensaya una risa irónica. En un segundo de distracción, un reportero gráfico invade la cancha y apunta su lente al rostro del mito. El Chino se percata y encara al intruso. La situación, teme La Estrella, puede generar un cuadro de estrés en el ex número 1. Nos reconocemos preocupados por su salud. Pero el Chino hoy es un hombre maduro y le pide, con delicadeza, que salga de ahí. El fotógrafo acata y cruza la reja.
A pocos metros, el equipo peruano de Copa Davis acaba de terminar su práctica. Pablo Arraya, ex tenista, comentarista deportivo y capitán del cuarteto, planifica una selfie grupal. Levanta su teléfono, enfoca y le susurra a uno de sus dirigidos: "Movéte un poco para que salga el Chino". Ríos, que juega en la cancha de al lado, entra en el cuadro. Arraya celebra.
Arraya comentarista
Arraya, el comentarista e inventor de frases mágicas como "¡come toda tu papa!", el tipo que celebraba los puntos del Chino con un emotivo "¡pinte, maestro, pinte!", y que bautizó a Pedro Carcuro como una "mozarella con patas", le dedica 10 minutos de su vida a La Estrella.
Y confiesa, en un arranque de honestidad, que siente una debilidad por el Chino. Además, celebra su presencia en el equipo chileno de la Davis: "Antes no era un humano muy comunicativo. Hoy está en otra etapa, y me parece fantástico".
Ustede se califica como una persona creativa. ¿Se identifica con el Chino?
Me parecía tremendamente creativo. ¿Pero identificarse con el número uno del mundo? La verdad es que yo no he sido número uno del mundo en casi nada. Más bien en nada. Bueno, en papá sí.
"Claro".
"Jamás. Mi señora menos, yo me divorcié dos veces. No soy el mejor esposo, pero soy el mejor papá".
El momento
Arraya, el comentarista, explica que para él la vida son momentos. Y aporta una metáfora conmovedora: "Como las hormigas. Van por una hoja y vuelven, y así". Y eso, precisamente, es lo que les pide a sus jugadores. "No vamos a jugar una Davis, vamos a jugar un punto. Y luego el otro". Esa, dice Arraya, es su filosofía.
Reconoce que el equipo chileno es atractivo. Califica a Lama y Garín como jugadores "fuertes". Cree que Podlipnik tiene un servicio intimidante. Y se confiesa orgulloso de enfrentar a Jarry, nieto de Jaime Fillol, su amigo.
"Queremos dar un buen espectáculo".
"No soy una persona reactiva, soy muy analítica. Pero si quieres tener una bonita nota, te puedo decir que venimos acá a llevarnos el Huáscar. Pero no es algo que yo siento. Para mí es un placer estar aquí".
Arraya, el filósofo, el tipo que habla cinco idiomas y se refiere a sus jugadores como "ávatars", levanta su mano. Ofrece una despedida cordial y apura el paso. Allá va el Chino. Y Arraya lo quiere saludar. J
l Chile sigue preparando la serie por la primera ronda de la Zona Americana de la Davis. El equipo está trabajando bajo la mirada de su capitán Nicolás Massú y de Marcelo Ríos con miras a quedarse con el triunfo en la llave que arranca este viernes en el Club Palestino. "Hemos esperado casi 11 meses para otra serie de Copa Davis. Se demoró, pero ya estamos acá, con ganas de jugar", dijo Massú.