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El drama de los baños era lo que más les complicaba

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l Según varios de los vecinos que hoy disfrutan sus casas en Villa Horizonte, durante los años que estuvieron en la Aldea El Molino, el apoyo arribó por montones y prácticamente a nadie le faltó la ropa o la comida. "Acá recibimos harta ayuda, cuando llegaba a todos nos tocaba por igual", dice en la tranquilidad de su hogar Ruth San Martín, quien vive con su marido y el menor de sus tres hijos. Según esta dichatina, pese a lo difícil, el día a día era tranquilo. "No había problemas de violencia, en mi caso, me tocó un pasaje de personas tranquilas. El tema de los baños era lo más complicado. Yo como pude en mi mediagua puse una duchita provisoria, pero había que ir al baño que igual me quedaba lejos", recordó bien sonriente. J

"Mi mayor pena fue ver a mi Dichato desaparecido"

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l Atendiendo su almacén "Los Andes" en la Villa Horizonte de Dichato, Tamara Anabalón cuenta lo que vivió aquella noche, emocionada al recordar el 27F. "Estaba viendo el festival, no me quería dormir, pero a las 3.15 de acomodé y me dormí. Luego empezó a temblar, fue terrible. Nunca pensé que iba a vivir esa magnitud", recuerda con lágrimas en sus ojos, pensando que esa iba a ser su última noche. "Yo pensaba que el agua se había salido, nada más, pero cuando amanece y veo desde lo alto a Dichato desaparecido, esa fue mi mayor pena", repasa quien viviera por dos años en el sector 5 del Campamento El Molino, dejando para siempre su vivienda en Villa Fresia, la que terminó partida en dos tras el terremoto 8,8. "Acá en la aldea sobraba la ayuda, mucha gente sacó provecho sin necesitarlo, pero gracias a Dios pudimos salir adelante y hoy ya estamos acá, bien", subraya la dichatina. J

Bebés y amores dejaron los tres años en aldea El Molino

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l Manuel Muñoz González

Uno que otro perro callejero merodea en las solitarias arterias de la Villa Horizonte de Dichato, la población que alberga la nueva vida de más de doscientas familias, dando cuenta de la tranquilidad del lugar donde comenzaron a dejar atrás los dos o tres años que les tocó residir en la aldea, justo al frente de lo que hoy es el nuevo barrio. Un campamento que dejó varios recuerdos, como el haber sido uno de los símbolos del esfuerzo y la esperanza en el destruido Dichato. Un lugar en que, además, no faltaron las nuevas parejas que su unieron, y las nuevas vidas que llegaron a este mundo.

Hijos de la aldea

"¿Mamá yo crecía en la aldea?", preguntaba la pequeña Javiera, de 4 años, a Katherine Pacheco, su madre, en medio de la conversación sobre el recuerdo de los años en El Molino. Una pregunta que tuvo respuesta en la sonrisa de la mami, asintiendo que así había ocurrido, pues la peque nació y creció estando en el campamento.

"Acá se armaron parejas, y hay varias niñas que quedaron esperando guagüita", afirma Tamara Anabalón, del almacén de la esquina, en la misma cuadra donde Katherine tiene su vivienda y donde instaló unas máquinas tragamonedas para quienes van a entretenerse y buscar algún premio.

"Yo misma conocía en la aldea a mi actual pareja, pero no le puedo contar más, no quiere que mis hijos sepan que lo ando haciendo público", añade otra vecina que prefiere guardar su nombre.

Según cuenta Kathy, a su actual pareja lo conoció en el sector Chacra Alicia, tiempo después del terremoto. "A nosotros no nos querían dar mediagua, tuvimos que luchar hasta que a cuatro días de que naciera la Javi me la dieron. Fue todo difícil, mi niña incluso estaba en la Teletón, porque nació con una vértebra menos, pero gracias a Dios no ha tenido problemas", repasa la joven, agregando que, pese a lo difícil, vivieron bien en la aldea.

"Los vecinos eran bien tranquilos, en la noche no había boche, nada. Lo difícil era el tema de salir al baño. En invierno había que salir, al principio. Pero por el tema de mi hija, tuvimos la fortuna de que nos dieron un baño único en nuestra mediagua", relata. J

l Tras los casi dos años en el sector 6 de El Molino, hoy Katherine y su pareja viven tranquilos en su inmueble de la Villa Horizonte, junto a Javiera de 4 años, nacida durante sus años en la aldea, y la pequeñita Sofía, quien llegó al mundo hace nueve meses. "Ella nació acá en la población", aclara la joven.

viviendas fueron levantadas en la Villa Horizonte para los damnificados.

familias llegó a albergar

el campamento El Molino de Dichato.