Secciones

Periodista de TVU relató cómo sobrevivió tras ser atrapado por el tsunami

E-mail Compartir

l Cristofer Espinoza, periodista del noticiero de TVU, estaba en la isla de Los Perros, o Cancún, de Constitución cuando comenzó el terremoto. En ese entonces el reportero tenía veinte años, y estudiaba en la Universidad de Concepción. Fue uno de los que sobrevivió a la destructiva ola que acabó con la vida de 94 personas.

Cuando terminó el terremoto, la gente comenzó a salir de la isla. Cristofer llevó hasta un bote a parte de su familia y los empujó en dirección hacia el río. Él y veinte personas más se quedaron en la isla. Esperaron el tsunami encaramados en los árboles, pero él no aguantó y fue arrastrado.

"Me llevó una ola gigante, de unos 12 metros de altura. Creo que me salvé sólo por un milagro. De hecho, el agua ya me había ganado la batalla y yo me había entregado. Me acuerdo bien de todo. Me vi fuera de mi cuerpo mientras me ahogaba. De pronto, mientras estaba con los brazos abiertos, algo me tomó del brazo izquierdo y me sacó a flote. Fue un árbol al que le quedaba una sola rama que no se había desenganchado".

El relato del periodista añade que, por esas cosas de la vida, el árbol se paró y él quedó arriba. "Ahí reaccioné, me metí los dedos a la boca y vomité".

Con ese ejercicio que lo obligó a realizar su instinto, Cristofer sacó de su cuerpo el agua de mar y barro que lo ahogaban. Recuperó el norte y comenzó a mantenerse a flote. Nadó durante más de tres horas hasta que logró salir del agua. Durante la terrorífica experiencia, habló a gritos con los familiares que estaban junto a él en la isla de Constitución.

"Vi morir a harta gente y también perdí a parte de mi familia. Una tía no se quiso subir a un bote y ella aún no aparece", explicó el profesional. J

director techo prov. de arauco

E-mail Compartir

El terremoto que remeció Chile en 2010 puso a prueba una vez más la capacidad de levantarnos ante las catástrofes. Primero vinieron las soluciones de emergencia para luego dar paso a las definitivas. Fueron momentos de duda, aciertos y errores; pero más llamativo aún fue el alto involucramiento de civiles para hacerse parte y responder ante la urgencia en ese mismo instante. En ese contexto fue clave el aporte de los voluntarios de TECHO-Chile, movilizando cerca de 10.000 jóvenes entre 2010 y 2011. La situación llamaba a hacernos cargo.

A la fecha, nuestra institución ha entregado solución a 605 familias damnificadas por el desastre en las comunas de Talcahuano, Concepción, Pelluhue y Curanipe. Somos uno de los tantos que aportan a las 28 mil viviendas reconstruidas hasta ahora de un total de 40 mil asignadas. Hay avances, pero queda trabajo por hacer.

Aún con todo lo mencionado en reconstrucción, sigue pendiente un déficit habitacional enorme no correspondiente a damnificados del 27F. Nuestra región tiene 153 campamentos según catastro TECHO-Chile, siendo la segunda con mayor cantidad del país. Si sumamos los allegados y otros casos, llegamos a un estimado de 400 mil familias en espera de solución, según nuestro Monitor de Viviendas Sociales.

Desde TECHO-Chile no sólo nos hemos preocupado, sino también ocupado de las familias más vulnerables del país. Hemos estado en la emergencia y en la solución definitiva. Más allá de reconstruir, es lo mucho que queda por construir. Que no nos deje de doler la situación de las 32.533 familias que viven en campamentos. Como sociedad tenemos en nuestras manos la inclusión y el cambio de mentalidad. Volvamos a actuar en conjunto como en tiempos de emergencia y construyamos juntos un país más justo y sin pobreza.

Carlos Pino