Artesana detalla el paso a paso que transforma la greda en una cotizada figura de Quinchamalí
l Luis Cifuentes Villegas
Eugenia del Carmen Sepúlveda Valenzuela tiene sus manos y uñas curtidas con tanto trabajar la greda. A sus 65 años de edad, se ha pasado más de 37 dedicada a este arte en la localidad de Quinchamalí, situada en la provincia de Ñuble, a 30 kms al suroeste de Chillán.
"Yo comencé mirando y haciendo figuritas chicas y ceniceros", sostiene Eugenia, "La Kenita" como le dicen sus seres queridos, quien llegó a Quinchamalí a los 17 años desde Coelemu. Según cuenta, fue de paseo y a esa edad conoció al amor de su vida, con quien se casó cuando tenía 18 años. Su amor por las figuras de greda, sin embargo, debió esperar.
"Cuando estaba casada, mi marido no me dejaba trabajar en esto. Cuando él tenía que ir a Concepción, yo me ponía a hacer figuras", recuerda.
Una vez que murió su marido, hace 40 años, comenzó a trabajar día y noche para poder criar y educar a su familia. "Ustedes estudian y yo les cumplo en lo que necesiten", les dijo a sus seis hijos. Actualmente, la mujer tiene más de 20 nietos y cuatro bisnietos. Y ninguno de su larga descendencia seguirá con este oficio. "Muriendo yo, esto muere aquí, ya que todos los niños trabajan fuera de aquí", añade.
De sus nueve hermanos, en tanto, sólo tres de ellas se dedicaron a la artesanía en greda.
Actualmente en el sector Sur de Quinchamalí están quedando muy pocos artesanos de la greda, ya que, al fallecer éstos, sus hijos o nietos no siguen con la tradición familiar. Cuando Eugenia comenzó a trabajar la greda en la década de los '70, unas 15 familias del sector se dedicaban a este rubro, pero hoy sólo quedan dos.
primero la greda
Eugenia tiene su taller de artesanías en el sector de Quinchamalí Sur. Todo comienza con la búsqueda de la materia prima. "Antes uno sacaba greda en cualquier parte en la que estaba, nadie se enojaba. Generalmente íbamos a un costado de la carretera", asegura. Es decir, a sólo unos 500 metros de su casa. Actualmente, tiene que comprarla.
"Ahora hay una señora que me vende, una muy buena greda que sale en el terreno que compró, ya que la mitad de esas tierras tiene greda", subraya. Y siempre está bien abastecida. Hace unos tres años compró una buena cantidad de sacos de greda, y por cada uno pagó $10 mil.
Con la materia prima lista, antes de comenzar a trabajar la greda se remojan los sacos con agua y después se pisa para que quede bien amasada y se le agrega arena y greda amarilla.
Para un saco de greda se le agrega un cuarto de saco de arena y unas dos fuentes de greda amarilla. Uno de sus secretos para saber cuándo está la mezcla, es que se prueba con la lengua: si está aspera está buena, pero si está suave, significa que le falta arena.
creación de figuras
Una vez con la mezcla lista para trabajar, viene la creación de las hermosas figuras. "Para armar soy rápida. Los mesones los lleno en un rato. Mi hijo me dice que soy más rápida que un torno, pero para hacer las terminaciones soy más lenta", cuenta.
Hacer una alcancía de chanchito, por ejemplo, sólo le toma cuatro minutos.
En la confección de las piezas siempre la artesana se va mojando las manos para que no se le pegue la greda. Una vez que se secan las figuras, se frotan bien con agua y la piedra con que las pule. Luego las deja en el fuego, donde las sacan con unas horquetas (especie de rastrillo) al rojo vivo y las introducen en paja, aserrín o guano de caballo bien molido, esta última opción se utiliza en muchos procesos de teñido.
Un detalle que hace que las piezas de artesanía de Quinchamalí sean únicas es el característico color negro. "Tiene que echar la losa bien caliente, de lo contrario le queda manchada, no tiñe bien", señala.
Las características de una buena greda, explica, radica en que sea negra y sin cascajos, ya que si los trae, se salta. La greda que se utiliza para las fuentes, sin embargo, es más gruesa, trae cascajos, pero no se salta. Con ese tipo de gredas se hacen las figuras más grandes como las tinajas, explica la mujer.
"Yo trabajé harto tiempo esa greda, cuando no tenía de donde sacar de la otra más suave, y las uñas me sangraban en algunas ocasiones, ya que se van gastando cuando una va haciendo las figuras", relata.
piezas únicas
Las figuras características de Quinchamalí son El Chancho de Tres Patas y La Guitarrera. El primero, explica Eugenia, tiene relación con la abundancia y con el dinero, por eso aconsejan que las mujeres lleven uno pequeño en sus carteras.
En cuanto a la historia de La Guitarrera, la otra figura típica de esta localidad, dice la leyenda campesina que se trata de una mujer que enviudó muy joven y no tenía hijos y cuya única compañía era su guitarra. Según el relato popular, esta mujer era muy hermosa y era invitada a todas las ceremonias, como bautizos y matrimonios, y en una de estas fiestas conoció un huaso con él que inició un romance, que se veía plasmado bajo un peral, pero un día el huaso tuvo que regresar a su tierra prometiendo que volvería, pero jamás volvió. La mujer lo esperaba todos los días bajo este árbol, hasta que la encontraron muerta con su guitarra abrazada.
En cuanto a los detalles blancos que resaltan sobre las figuras negras, la artesana señaló que "ahora es muy escaso encontrar ese pigmento, antes le echaba tiza, pero ahora una niña me trae de los cerros, del piso de unas minas".
las ventas
Eugenia Sepúlveda ha recorrido diferentes ferias a los largo del país y por la figura de una vaca chivo, pegada con su cría al lado, recibió el último premio el 2012 en Quinchamalí.
La escultora actualmente no vende sus productos en puestos establecidos, sino que lo hace a los propietarios de un local.
Lo que más llama la atención a los turistas y lo que más se vende son los platos y pailas, es decir, los recipientes para comidas. "Compran adornos igual, pero lo que más se vende son los utensilios", sostiene "Kenita".
Una de las cualidades de la greda es que las comidas quedan mejor cuando se preparan en este tipo de recipientes. "Las cazuelas, o los porotos en ollas de greda, le dan otro gusto, al igual cuando uno hace huevos, quedan más sabrosos", señala, añadiendo que la otra ventaja de los platos de greda es que las comidas se mantienen más tiempo calientes, en comparación a un plato normal.
También realiza pedidos especiales, por ejemplo para las despedidas de solteras. Si le interesa contar con una de estas tradicionales artesanías de quinchamalí, su número de contacto es 98366140. J
l Tanto Quinchamalí, en Chillán, como Pomaire, en la comuna de Melipilla, son las dos localidades típicas de nuestro país donde se trabaja la artesanía en greda. Sobre las las diferencias en el trabajo de ambas localidades, Eugenia Sepúlveda manifestó que "aquí se trabaja con las puras manos y allá utilizan más los tornos para el pulido. Otra diferencia es que dicen que la loza de allá es más suave, pero no sé si será así", sentenció. El trabajó en Quinchamalí es más rústico, ya que el pulido de las piezas se hace con una piedra lisa que extraen de algún río.
"Muriendo yo,
esto muere
aquí".
Eugenia Sepúlveda,
"Cuando estaba
casada mi marido
no me dejaba
trabajar es esto".
Eugenia Sepúlveda,