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Fotógrafa retrata los deportes extremos que hoy se practican en los cerros y playas de Tomé

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cronica@estrellaconce.cl

No se despega de su cámara fotográfica por ningún motivo. Es que debe estar todo el tiempo preparada para captar el momento preciso. Esa es su meta y, para lograrlo, está dispuesta a todo. Es que esta joven penquista, cómo pocas, se quiso arriesgar en la fotografía de deportes extremos, lo que se convirtió, finalmente, en su gran pasión y proyecto de vida.

Gracias a su enorme talento y esfuerzo logró que su nombre fuera reconocido entre los riders. Es que su profesionalismo y garra que le pone en cada sesión, es comentado por todos aquellos que algún modo u otro están relacionados con estas actividades al aire libre. "Me da mucho gusto que las personas valoren lo que hago", indica Karina Aburto con el pecho inflado, llenito de orgullo.

¿Y cómo no se va a sentir de esa manera? si, incluso, deportistas de renombre se la pelean para trabajar con ella. "He compartido con los mejores como Angela Álvarez, que tiene una escuela de bodyboards, en Tomé. También con grandes personajes del skate, surf y longboard", señala.

Sin embargo, lo que la mantiene motivada por estos días es la preparación de un documental que se realizará en los alrededores de la ex comuna textil. "Con varias personas estamos preparando un documental de Alan Muñoz, quien es uno de los grandes en bodyboards del mundo y es chileno. Obviamente estaré encargada del área de la fotografía", explica la joven.

¿Parvularia?

Llegar a ser lo que es hoy, no fue nada de fácil para Karina Aburto. En especial, teniendo una familia detrás que sólo deseaba que se dedicara al área de la educación. "Mi mamá lo único que quería es que fue parvularia. Fue tanta su insistencia que entré a estudiar esa carrera a la Universidad del Bío Bío, sin embargo, nunca me llenó por completo", indica.

Lo artístico siempre fue un área que quizo explorar. Las luces y las cámaras le llamaban harto la atención, también la música. Es por esto, que decidió armar sus maletas y partir rumbo hacia el país trasandino. "Me fui para Argentina, porque un primo se fue a estudiar Derecho. Llegó contando acá que las carreras eran gratis y que los profes eran súper buenos", relata.

Fueron tantas las maravillas que su primo relató, que no dudó dos veces en emprender el mismo camino. "Me motivé altiro. Es que cada vez que venía a Chile, me contaba más y más cosas que me dejaban con la boca abierta. Un día me dije ¡Ya me voy, aquí a duras penas me puedo pagar la carrera!", sostiene la fotógrafa.

Con la decisión ya tomada, dejó sus estudios de lado y por un par de meses se puso a trabajar en todo lo que pudiera. "Trabajé y trabajé, cuando reuní un monto considerable, me fui. Antes, claro, realicé todos los papeles que debía llevar para estudiar", explica la penquista.

"Entrar a estudiar en Buenos Aires, no es muy difícil. Existen dos vías para hacerlo, una es a través del consulado donde se realiza una prueba. La otra es llegar allá a los ministerios correspondientes con todos los papeles legalizados que exigen. De esa forma lo realicé yo y no tuve ningún problema para inscribirme en la facultad", añade.

Es así como a los pocos días inició sus estudios en el Ciclo Común Básico, ramos que deben cursar todos los alumnos antes de decidirse por una carrera en especial. "El CCB es como el Bachillerato chileno, donde se enseñan de varias cosas. Después de haberlo pasado, me decidí estudiar Comunicación Audiovisual, fue ahí cuando me enamoré de la fotografía", rememora la joven.

De vuelta a Chile

Ya finalizado sus estudios en 2012, se decidió volver a Chile. Su regreso no fue dramático ni nada por el estilo. Fue una decisión sabía, de la que no se arrepiente, indica. "Me devolví a la casa de mis papás que por cosas de trabajo, se habían trasladado hacia Castro. Estuve con ellos algunos meses, porque estar ahí no me llenaba por completo", agrega Aburto.

Es que la joven tenía en mente muchos proyectos y necesitaba concretar alguno. Por eso, emprendió vuelo de nuevo, pero esta vez, de vuelta hacia Concepción. "Empecé de cero, pero no me importó. Volví a mi ciudad natal, porque me encanta mi región con sus paisajes hermosos y todo lo que tiene", señala.

Poco a poco fue realizando pequeños trabajos, todos, ligados al área de la fotografía. En una de estas jornadas, vivió una experiencia única, que le cambió totalmente su vida. "Estaba haciendo una sesión fotográfica a una familia en playa de Cocholgüe, cuando me puse a mirar a unos surfistas que se encontraban en el agua. Me gustó tanto lo que hacían que me puse a fotografiarlos. Ya de vuelta en mi casa, me gustó tanto mi trabajo, que decidí volver", explica.

La joven día a día retornaba hacia la localidad para deleitarse con los deportes acuáticos que se realizaban. Cada una de las disciplinas era una experiencia nueva, que debía graficar en una instantánea. "En cada visita iba conociendo a más personas e iba participando más en las actividades. Pasaba tanto en la playa, que me decidí ir a vivir allá. Así iba a tener el tiempo suficiente para fotografiar lo que quería y no me iba a perder de nada", señala la joven.

Es por todo esto que la vida le sonríe completamente a la joven, que continúa abriéndose paso entre los más grandes. "Estoy completamente feliz con lo que estoy haciendo. No me arrepiento de ninguna de las decisiones que he tomado", aclara.

Por su parte, también sus padres aceptaron el futuro que quiso emprender. "Mi papá fue siempre un poco más abierto con mis decisiones que mi madre. Ella nunca pensó que iba a dejar todo botado en Chile, para hacer realidad mi gran sueño. No me creyó hasta que tenía los pasajes comprados. Ahora, que ha pasado el tiempo, ama lo que soy y confía en que llegaré lejos", comenta.

"Lo único que le preocupa un poco es que me pase algo. Le digo que se calme y que no piense en tonteras. Ser una fotógrafa de deportes extremos tiene sus riesgos, al igual que cualquier otra profesión. Sólo hay que saber qué hacer, estar en el lugar y momento adecuado para lograr el objetivo", añade la profesional.

En este sentido, se ha tenido que preparar para lograr el clik perfecto. "Me compré los implementos necesarios para lograr buenas fotografías. Algunos deportistas me preguntan cómo lo hago para alcanzar a fotografiar el momento clave y culmine de cada uno de ellos. En especial, cuando todavía ni siquiera me he atrevido a realizar los deportes que desarrollan ellos", puntualiza la comunicadora audiovisual de 28 años. J