l Mario Saavedra Ponss
Hace casi cinco años, los pescadores de Lenga habían perdido los motores de sus lanchas. El maremoto de 2010 las arrastró y destruyó. Lucharon por meses para volver a salir al mar y lo consiguieron. Pero ayer, volvieron a quedar de brazos cruzados. Un grupo de desconocidos se robó cuatro máquinas desde las popas de embarcaciones amarradas a la orilla de la caleta.
Como cada lancha la ocupan cuatro pescadores, son 16 familias las que se quedan sin sustento. Según explicó Juan Alberto Herrera, dueño de uno de los motores robados, "cada uno cuesta entre unos $4 o $5 millones. Recuperarse de algo así cuesta mucho. Yo, por ejemplo, aún estoy pagando el que perdí después del terremoto".
En el balneario, conocido por sus empanadas y mariscales, el robo a la pequeña caleta que está pasando el puente era el tema obligado de conversación. Según explicaron algunos vecinos, personas vieron por la noche una camioneta, sin sospechar que andaba cargando la maquinaria de los pescadores.
Usaron las cuerdas
José Domingo Merino, otro de los pescadores, relató que ellos se dieron cuenta de lo que había pasado cerca de las seis de la mañana. Explicó también que en Lenga dejan las lanchas atadas con cuerdas hasta los roqueríos. Lo que hicieron los ladrones, fue jalar las sogas y arrastrar las embarcaciones a la orilla. Con algunas tuvieron el cuidado de sacar los pernos que fijan los motores, pero en otras, los sacaron de cuajo.
"Los compañeros están muy afectados. Este es un daño muy grande. Cuando llegamos a la caleta encontramos algunas herramientas y evidencia de lo que había pasado. Después de eso avisamos a Carabineros y ellos estuvieron aquí, anotando datos durante la mañana", señaló.
Mientras la investigación policial continúa, los hombres de mar quedaron golpeados y con el ánimo por los suelos. Esperan recuperarse, pero comentaron que les será difícil.
Herrera indicó que "los motores tienen números de serie y cuando la autoridad hace revisión, es en una de las primeras cosas que se fijan. En estos casos es probable que no los vendan acá en la zona. Quizás los desarmen y los vendan por parte, o los lleven a alguna laguna. Allá nadie se fija, pero nosotros estaremos atentos. Ojalá la policía también". J
l En el último tiempo, los pescadores de Lenga han tratado de organizarse para poder construir una garita de madera para poder irse turnando al vigilar sus embarcaciones. Pero según explicaron, han tenido problema con las autoridades porque el terreno no les pertenece a ellos. "Hasta nos hemos puesto de acuerdo para juntar madera", contó José Merino, uno de los hombres de mar.