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Ellos mantienen viva la picá nacional del tejido

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jriquelme@estrellavalpo.cl

Han cambiado los tiempos. Créalo o no, los hombres son los principales compradores de palillos para tejer en La Ligua, localidad de la Región de Valparaíso, distante a 650 kilómetros de Concepción y conocida por sus tejidos y dulces. Y no lo hacen para sus mujeres, sino que para ellos mismos. Al menos así lo afirma Sebastián Zamora, quien atiende el módulo de "Sebita", una tienda ubicada en Valle Hermoso, pero que por estos días se trasladó a la Expo La Ligua 2015, evento que se desarrolla en el recinto ferial El Rayado y que reúne a cerca de 90 stands de artesanos.

El joven, hijo de Marcela Arredondo, la dueña de la tienda, asegura que los machos se han motivado y con creces. Es que, agrega, en el lugar existen hasta clases, de manera que terminan por interesarse, aprenden, compran implementos y parten con sus primeras aventuras en el mundo del tejido.

"La verdad es que hay que motivarse y concentrarse. Trabajar la lana no es algo complicado, sólo hay que tener un par de palillos, o un telar pequeño y la lana y luego comenzar hasta terminar", cuenta el joven, quien recomienda para comenzar algunas pulseras o tal vez trabajos rectos como paños, o bufandas.

"Acá los palillos cuestan $3.500 independiente del tamaño, el que tiene relación con lo que se quiere hacer con la lana", cuenta el joven, quien curiosamente no sabe tejer con palillos.

"Mi mamá ha trabajado toda la vida en esto, yo con suerte sé usar el telar", cuenta el joven, quien se aventura a señalar que con $5.000 se puede comenzar a hacer algo con la lana. "Eso sí, trabajar en crochet es más fácil", agrega.

Aprendiendo

Cerca está Teresa, una entusiasta locataria que durante los años ha ido construyendo tradición en el evento. En su espacio no sólo pone a disposición sus manualidades, sino que también enseña a tejer en telares.

Uno de sus más entusiastas alumnos es Ignacio Chacana quien llega cada día a acompañar a su madre que tiene un local -La Madrileña- al otro lado dela feria. Así encontramos a este pequeño de 13 años enseñando a una mujer que bien podría ser su tía. Lo hace con tranquilidad, y paso por paso. El pequeño, es otro reflejo de cómo los hombres se han ido interesando en el mundo del tejido, antes -en tiempos de machismo- dado como actividad exclusiva para las mujeres.

"Comencé con esto hace cinco años, la verdad es que no me costó mucho. Primero fue un telar chico y así cada vez más grande. Ahora quiero hacer un poncho", anuncia el niño, mientras le enseña a su alumna. Desafiante, asegura que una pulsera la puede construir en cómodos 10 minutos.

Viviana Erazo, su entusiasta alumna, no para de destacar a su improvisado profesor. "Me parece una maravilla que los niños estén enseñando. Yo el año pasado me compré un telar, nunca supe usarlo y ahora este pequeño me ha enseñado todo", contó.

Lorena veranea en Los Molles y su pequeña hija Martina está entusiasmada con un telar. "Me parece bien la opción que tienen, es una terapia para los niños porque se concentran. Yo también hago pulseras, por eso me interesó", contó la mujer. J