Salvavidas busca convertir a sus discípulos en unos verdaderos "Baywatchs" en playa Colcura
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No se considera una persona que le guste mucho la televisión. Sin embargo, admite abiertamente que nunca se perdió un capítulo de la serie "Baywatch". Cada tarde sintonizaba Canal 13 para gozar con las hazañas de los llamados "Guardianes de la Bahía", en especial con las que protagonizaba Mitch Buchannon (David Hasselhoff), personaje al que admira por su enorme liderazgo y capacidad de resolución. En cierto sentido se entiende el fanatismo que todavía siente Juan Carlos Rifo por este programa gringo, debido a que es un gran amante del mar y de los deportes acuáticos.
Así, cuando le dieron la oportunidad de hacerse cargo de la escuela de Salvavidas de Lota, no dudó en tomar sus riendas. Es que en su cabeza siempre dio vueltas la idea de generar rescatistas que fueran tipo "Baywatch", y con la oportunidad que se le estaba presentando, no podía negarse. Por fin iba a concretar su anhelado proyecto.
Con todo el power y con el pecho inflado de orgullo, se hizo cargo de su nuevo trabajo. Rifo explica que en el 2000 se creó la escuela de salvavidas Delfines del Sur, una entidad que se logró con recursos de la Comunidad Económica Europea. Con ese dinero, se compraron los primeros trajes de natación, aletas y flotadores americanos, de los mismos que se usaban en la serie de TV que también hizo famosa a Pamela Anderson. Ese fue el equipo que reemplazó a la típica rueda que se usaba en Chile, que entre los hombres de la playa se conoce como "el Picarón de Rescate".
Las clases
Desde un comienzo las clases fueron duras. Fueron pocos los alumnos que se atrevieron a ingresar a la escuela. No obstante, con el paso del tiempo, llegaron más jóvenes producto de los buenos comentarios que surgían sobre la iniciativa. "En ese entonces, yo llevaba un bagaje de más de 20 años en las playas nacionales. Los estudiantes confiaron en mi experiencia y en mi trabajo", señala.
"En la escuela han habido más de 60 salvavidas capacitados, que han sacado adelante su curso y que trabajan todos los veranos. De esos se mantienen todavía 50. Los demás han emigrado a otras zonas", agrega.
Las capacidades que poseen cada uno de sus estudiantes no son fortuitas, ya que desde un principio, este lotino les rayó la cancha sin pelos en la lengua. "Les dije que aquí no debían estar aquellos jóvenes que buscaban ser salvavidas para enganchar con las niñas, para hacerse los lindos, ni mucho menos. Tampoco debían estar aquellos que buscaban pasar sólo el rato. En las clases se quedaron los que realmente querían convertirse en salvavidas y para eso se han esforzado harto", indica.
Pese a que se las cantó clarita a todos, finalmente, no fueron sus dichos los que dejaron a atrás a varios jóvenes, sino más bien fue la extensa rutina que debían llevar a cabo diariamente. "Siempre fue mi idea que el oficio de salvavidas se fuera profesionalizando con el tiempo. Que fuera un fiel reflejo de lo que era la serie Baywatch", comenta.
"A todos los alumnos se les pide que demuestren su capacidad en el nado. Lo ideal es que lo realicen con técnicas. Se les pide que mínimo sepan Espalda, Crol y algún otro estilo. Que sepan de apnea. Que tengan la capacidad pulmonar para soportar 20 a 30 metros sobre el agua", añade.
No cabe duda que las condiciones físicas son un elemento importante a la hora de rendir en el agua. Sin embargo, dentro del curso, que se extiende por un año, también se les enseña sobre ética y moral. "Aparte de aprender a introducirse en el mar, en especial, cuando existen malas condiciones, se les enseñan técnicas que deben manejar sobre primeros auxilios y RSP. Además, es importante que sepan sobre ética y moral. Aquí es donde se comienza a hilar fino, porque se les enseña a los chicos a ver de forma profesional la playa. Aquí no calzan los salvavidas típicos que les silban a las chiquillas, que vienen a broncearse y a pasarla bien", específica.
En este sentido, recalca el profesionalismo que tenían los "Guardianes de la Bahía" a la hora de respetar los horarios y de poner en un pedestal su trabajo. En especial, teniendo la tentación de dejar botado todo por los cuerpos exuberantes de sus compañeras y de las mujeres que visitaban las playas californianas.
"Todos los días nadamos con los salvavidas que estarán desde mañana (hoy) en las playas de Lota, para no perder por supuesto la pasión por este oficio, y obviamente, para mantenernos en forma y cultivar nuestros cuerpo", explica.
El gran sueño de este amante del agua es poder adquirir más implementos para poder desarrollar con más comodidad su trabajo. "Cuando estaba en Iquique, nos visitaron dos salvavidas norteamericanos y quedaron asombrados con el trabajo que realizamos los salvavidas chilenos. Y eso que ellos son avanzados en estas materias, ya que le dan mucha importancia al tema de seguridad-playa. Ellos tienen toda una infraestructura contando con helicópteros, lanchas, motos acuáticas y hasta clínicas en las playas capacitadas con ambulancias. Sería ideal que acá pudiéramos tener aquellos implementos también. Algún día se podrá concretar. Tengo fe", señala.
Otras zonas
Al igual que los trece salvavidas que trabajarán en las playas de la bahía de Lota, existen otros profesionales de rescate que también sacan la cara y ponen el hombro a la hora de querer profesionalizar su amado oficio. Este es el caso de los salvavidas de Penco, quienes, desde el martes pasado, se instalaron en la costanera para resguardar a los miles de bañistas que llegan a diario a este balneario. "Éste es el primer verano que trabajo como salvavidas. Me encanta el deporte y fue una meta llegar a ejercer este puesto. Realicé el curso, que no es nada de fácil. No cualquiera puede ser hoy en día un salvavidas", señala Fernanda González.
Una opinión parecida es la que tiene su compañero de labores, Manuel Careaga, quien añade que "todos piensan que siendo salvavidas una sólo viene a disfrutar a la playa, pero no es así. Uno viene a trabajar duro como en cualquier otro empleo".
En tanto, los salvavidas de la Laguna Chica de San Pedro de la Paz, destacan la pasión por el deporte acuático que debe tener un rescatista a la hora de desempeñarse como salvavidas. "La mayoría somos amantes del agua y hacemos harto deporte", agrega Nataly Constanzo. J