Don Caupolicán Cisternas: El libro viviente que narra los últimos 80 años del puerto
l Andrea Neguiman Pozo
Una de las personas que ha visto crecer a Talcahuano, ha sido Caupolicán Cisternas Lagos, octogenario chorero que ha sido protagonista de los grandes cambios que ha sufrido el puerto. Pero no tan sólo por su edad, sino también por su vasta experiencia como miembro del Cuerpo de Bomberos de la comuna, entidad con la que pudo mirar desde cerca las transformaciones que ha experimentado la ciudad chorera. "Pertenezco a la Quinta Compañía desde 1949. Comencé cuando era muy joven y he visto cómo se ha ido convirtiendo en ciudad mi querido Talcahuano", explica.
Es que los recuerdos que tiene de cuando era niño son de una comuna totalmente distinta, tan pequeña, que sólo se extendía desde la población Gaete hasta el Puerto de San Vicente. "Todo lo demás eran pastizales y potreros. No había casas en los cerros y nada para las laderas. Talcahuano era sólo una caleta. No había calles definidas, sólo existía la avenida Colón", indica.
Para Cisternas, en ese entonces, todo era mucho más tranquilo, debido a que la mayoría de las personas se conocían y tenían confianza en el otro. "La gente era respetuosa y había cariño y gratitud con el vecino. Se ayudaban en todo lo que podían. Aquello daba seguridad para vivir tranquilo con la familia", agrega.
Una de las situaciones que recuerda con más cariño era la salida de fin de semana, que muchos choreros realizaban hacia el centro penquista. Para las personas, según comenta el bombero, era una experiencia fabulosa, llena de enormes sorpresas.
Grandes Fiestas
Otra de las diversiones que tenían los choreros, por aquellos años eran los teatros. Estos recintos tenían bastante glamour, donde los mejores espectáculos del país, llegaban a presentarse. "Habían como cinco. Me acuerdo que había uno en Colón, en Perales y otro en la plaza. Eran grandes y muy hermosos. Las personas disfrutaban de estos lugares. Los que podían, incluso, disfrutaban de los palcos, que eran unos sectores privilegiados, los más encachados de todo el teatro. Uno llegaba y se instalaba junto a su familia y nadie lo molestaba", explica el voluntario.
Entre los mejores recuerdos en lo que respecta a la cultura, se encuentra también la visita que realizó Don Francisco junto a Mandolino. Ambos causaban furor en la televisión chilena. "En el puerto llegaron algunos televisores. Por esa época se estaban haciendo masivos. Uno de los programas que más se veía era Sábados Gigantes. La gente gozaba, así que se decidió traerlos a la Tortuga, pero todavía no estaba completamente construida, lo que fue un caos", señala el hombre.
"Me acuerdo perfectamente, porque me dediqué a vender las entradas. Es que los Bomberos trajimos hartos show desde Santiago. Por ese entonces, todavía no se tenía claridad de cuántas personas podían ingresar a la Tortuga, así que de un principio sólo se vendieron cinco mil entradas. Al final terminé vendiendo nueve mil, porque la gente pedía más. Todo se hizo con mucho miedo de que el recinto se viniera abajo, porque además, tenían que haber disponibles puestos para los políticos, funcionarios de Carabineros y Bomberos, que entraban gratis. Fue un éxito rotundo, se habló del show por meses", agrega.
Catástrofes
La primera ocurrió alrededor de 1945, cuando un violento incendio afectó a una reconocida empresa de algodón. "Recuerdo que tenía como quince años cuando hubo un gran incendio en Colón esquina Hualpén. Específicamente en una bodega de una empresa que se dedicaba a la conserva y al algodón. El incendio duró cerca de una semana, porque volvía y se volvía a prender debido a los productos inflamables que había en su interior. Fue un gran dolor para sus dueños y para las centenares de personas que trabajaban en el lugar y que quedaron cesantes", comenta Cisternas.
Quince años después, la región completa fue sacudida por un megaterremoto que dejó varios damnificados en toda la zona. "Fue un miedo terrible lo que se sintió en esa oportunidad, porque la gente no tenía tanto medio de comunicación como hoy en día. En esa catástrofe, los bomberos del puerto tuvieron que trabajar harto. Es que para ese entonces, la comunidad había crecido bastante. Después del terremoto aparecieron las nuevas poblaciones de emergencia como Santa Clara, Libertad, entre otras", puntualiza.
Otra de las grandes tragedias que ha afectado a la comuna, sucedió en 1993, cuando un incendio afectó al tan querido Puerto de San Vicente. "Me acuerdo que estaba de comandante don Javier Etcheverry. Fue un incendio que marcó a toda la comunidad, que sucumbió al corazón del chorero. Fue tan grande que centenares de voluntarios tuvieron que combatir el fuego", señala
Pese a la gravedad de las emergencias anteriores, la tristeza que observó tras el devastador terremoto de 2010 no se compara con nada. "El tsunami fue lo que aquí acabó con la costanera de Talcahuano y con su comercio. La muerte de varias personas no deja indiferente a nadie. El puerto es fuerte, por algo sigue vivo después de todo esto", expresa muy emocionado. J
l Don Caupolicán Cisternas Lagos lleva más de seis décadas perteneciendo a la Quinta Compañía de Bomberos de Talcahuano. "Por 48 años fui el tesorero general del Cuerpo Bomberil de la comuna. Tenía a cargo, en ese entonces, a las once tesorerías de las compañías que pertenecían al puerto. Era un cargo bastante importante que me enorgullece harto. Actualmente, tengo un cargo honorario. Es bonito todo, porque la gente me estima y me apoya mucho", sostuvo el chorero.
ANIVERSARIO
TALCAHUANO
"Las personas
disfrutaban de los
espectáculos que
presentaban en el
teatro. Eran muy
hermosos"
Caupolicán Cisternas,
"Uno de los
episodios más
fuertes que ha
sufrido el puerto,
es el tsunami que
nos afectó en
2010"
Caupolicán Cisternas,