Miguel Ángel, el pastor que recorre las cárceles más riesgosas del mundo
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Los presos del módulo 103 están ansiosos. Llevan preparándose durante largo tiempo para una importante visita desde Estados Unidos. Se trata del pastor Miguel Ángel Escobar Marín, quien hace más de 42 años dejó Chile y hace 27 que predica alrededor del mundo a tiempo completo. Su viaje, que parece ser infinito, lo hace acompañado de su esposa Irene Pérez, a quien conoció en Cauquenes.
"Ella era hija de un pastor y yo me acerqué a la iglesia sólo para poder estar con ella. Cuando llegué no sólo me enamoré de ella, sino que también de Dios y desde ese entonces comencé mi camino", señaló Escobar.
Sus inicios como predicador y pastor los hizo oficialmente en Estados Unidos. "Si bien comencé en Chile, fue en Estados Unidos en donde comencé en forma oficial. Allí fundé una Iglesia que fue como mi laboratorio de aprendizaje y partí a recorrer el mundo", detalló Miguel Ángel, quien agregó que "no tuve una mayor experiencia ni formación en el ámbito cristiano, pero me formé muy rápido. Dios me llevó a un caminar muy inesperado".
Y así lo hacen notar casi los 100 internos del módulo 103 de la cárcel de Valparaíso, que con cada una de las palabras de Escobar parecen hipnotizados y muchos comienzan a arrodillarse y a llorar, mientras el pastor les habla en tono firme, pero tranquilo. Es más, en su sermón prefiere no ocupar micrófono porque éste se acopla con lo grave y potente de su voz.
PRIMERA GIRA
El pastor dice que su primera gira importante fue en Asia. "Llegué donde tal vez ningún chileno había alcanzado. Fue una cosa sorprendente, en un lugar muy extraño y lejano. Allí Dios me permitió predicar el evangelio en las iglesias más grandes del mundo. Como chileno y como cristiano, le doy las gracias a Dios pues me siento muy honrado de poder hacer lo que hago", señaló Miguel Ángel.
Pese a llevar 42 años fuera de Chile, específicamente radicado en Estados Unidos, no ha perdido su acento chileno, que se nota a lo lejos.
"Yo llevo a Chile a todas partes, nunca me he ido de Chile pese a que llevo tantos años afuera. Por ahí le pongo un poco de francés u otras cosas, pero soy chileno siempre, eso es inconfundible. Por lo mismo he recorrido los cinco continentes", detalló Miguel Ángel, quien reconoce haber transitado por Sudáfrica, Asia y Europa, manteniendo asimismo una especial relación con Inglaterra, en donde pasó 15 años predicando en las distintas iglesias de la isla.
"Recorrí el país de punta a punta. Hice campañas de 50 días sin parar, siempre acompañado de mi señora y mis hijos", detalló el pastor, que en su época de juventud fue futbolista profesional. En 1966, el hombre debutó en el club Magallanes, usando la camiseta número 6.
"Esa es otra historia (ríe). Claro, fui futbolista profesional, mi pasión de toda la vida, además de la de seguir a Dios ha sido el fútbol, y por lo mismo es que durante los años '66, '67 y '68 jugué en Magallanes, cuando Magallanes era Magallanes y se respetaba. De ahí jugué un poco en la Universidad de Chile, el fútbol es mi pasión, pero es Dios quien me ha enviado por todo el mundo levantando la bandera de Cristo", señaló el pastor, quien se declara independiente; no arraigado a ninguna iglesia, sino a la que él creó.
religión y peligro
"Visitamos hospitales y cárceles de todos los lugares del mundo. También hacemos recorridos por zonas de conflicto o en otras en donde nuestras creencias no son mayoría. Por ejemplo, en Indonesia visitamos exclusivamente las cárceles. Allá es todo muy restringido y puedo entrar porque la gente que me lleva es de alto nivel, de otra manera no entraría, ya que no se predica el evangelio", señaló.
El pastor también confiesa que ha vivido momentos en extremo duros, en su circuito mundial de ministerización, con el cual ha recorrido 80 países.
"Una de las imágenes más fuertes fue cuando fuimos tras los tsunamis que afectaron a Indonesia; allí vimos cosas muy tristes, pero también fuimos porque sabíamos que nos necesitaban. Hemos visto mucha gente con problemas sociales, con mucha pobreza a su alrededor por ejemplo en Filipinas. Allí además de la pobreza y todo lo triste del panorama hay que trabajar bajo temperaturas de más de 50 grados Celsius, entonces es cosa seria", dijo Miguel Ángel Escobar.
Agregó que en muchos países "debemos tener cuidado hasta de cómo hablamos de la religión, porque hay mucha censura sobre todo en los países asiáticos y musulmanes. Por ejemplo a nadie se le permite hablarle directamente de Cristo, a menos que alguien te pregunte en forma directa".
El pastor confiesa que su integridad física también ha estado en peligro: "en una de mis últimas predicaciones me subieron arriba de un bus y un tipo me dice que no me quería contar, pero hacia donde íbamos matan a los pastores. Yo les pregunté que por qué me decían esto ahora y no antes y ellos respondieron que si yo sabía que me iban a matar no iría. Por primera vez prediqué con policías militares resguardándome. Habían cerca de 1.500 personas escuchándome y 100 musulmanes que me observaron en forma respetuosa".
Pese a los peligros y al evidente cansancio Escobar, pretende seguir evangelizando por el mundo hasta "donde me dure la cuerda y Dios lo permita", indicó. J