Albos dejaron torneo al rojo tras ganar el clásico
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"Ahora vamos por el título". Esa fue la frase más repetida ayer por los jugadores de Colo Colo cuando dejaban el Estadio Monumental, aún con las revoluciones a mil tras la victoria de 2-0 sobre la Universidad de Chile, que tuvo en el ojo del huracán al árbitro Jorge Osorio.
El factor Osorio
El Quili protagonizó justamente una de las jugadas más conflictivas. A los '30 se trenzó frente a Osorio en una disputa a patadas con Patricio Rubio. Cuando se pararon, el central lo encaró y le propinó unos tres cabezazos. El azul magnificó y se armó una trifulca que el árbitro optó por terminar conversando y mostrándoles tarjeta amarilla. Los visitantes aseguran que el defensor debió ser expulsado y acusan que no existió la misma condescendencia con los suyos. La U terminó con nueve jugadores por las expulsiones de José Rojas (58', con doble amarilla); y Osvaldo González (80'), por agredir a Juan Delgado.
Los de Tapia apostaron por el manejo de la pelota y llegar al arco de Herrera con el toque asociado.
El equipo de Lasarte cambió respecto a lo que había mostrado en las diez fechas previas e, inexplicablemente, usó como principal vía de ataque los balones largos para que los pivoteara Canales. Eso quizás estuvo influenciado por lo intrascendente que estuvo Ramón Fernández y lo taponeado que anduvo Corujo.
Tapia notó la estrategia visitante y ordenó que Pavez y Valdés se acercaran más a sus centrales para capturar las segundas pelotas. Desde ahí Colo Colo comenzó a pavimentar la superioridad que a la postre le dio la victoria.
Tras los goles, los albos se dedicaron a hacer rotar la pelota, ante la desesperación del rival y la algarabía de gran parte de las más de 38 mil personas que llegaron al estadio. J