Secciones

Bajón: Comer helado no ayuda a mejorar el ánimo

E-mail Compartir

l La creencia popular decía que, ante la proximidad de un bajón, lo adecuado es asaltar el freezer y adueñarse del helado. Lo cierto es que esa postura es más mito que realidad, según una investigación realizada por Traci Mann, estudioso de la Universidad de Minnesota. A juicio de este experto, el helado, y cualquier otra sustancia sabrosa, no tiene ninguna injerencia en el ánimo. "Las personas aplican esta idea como una justificación para tener un momento de confort", dice Traci Mann. "Sentirse mejor no tiene nada que ver con la comida en sí", concluyó el investigador. J

Los jóvenes son más envidiosos que los viejos

E-mail Compartir

l Un estudio de la Universidad de California, en San Diego, Estados Unidos, concluyó que los jóvenes, los adolescentes especialmente, son más envidiosos ante los éxitos de los otros que los mayores. Christine Harris y Nicole Henniger, las encargadas del estudio, sostienen que "en la juventud es más fácil caer en la envidia, porque se anhelan demasiadas cosas que no se pueden conseguir. Con el paso del tiempo aumenta la sensación de llevar las riendas de la propia vida". Afirman que con los años se va diluyendo la envidia. Y los humanos se ponen más sabios. J

La enorme importancia de mirar por la ventana

E-mail Compartir

l Medios Regionales

Mirar lánguidamente por la ventana no es una pérdida de tiempo, sino, al contrario, es capturar el tiempo, han señalado expertos en sicología. Ese acto, que parece simbolizar la flojera o la inutilidad, es fundamental en las sociedades actuales. Y, ya desde hace un tiempo, peritos de toda la gama de la psiquiatría han empezado a potenciar ese concepto, el de mirar por la ventana, como el símbolo del relajo constructivo.

Por ejemplo, en un número reciente de la revista Philosopher´s Mail, la cual trabaja con las nuevas tendencias de la filosofía, se hizo hincapié en esta tendencia. Y, en una parte del texto, se puede leer: "El potencial de soñar despiertos no es reconocido por las sociedades obsesionadas con la productividad". Mirar por la ventana, en general, es algo mal visto, porque ese tiempo vacío se puede invertir en un tiempo de producción.

Los expertos, sin embargo, son contrarios a ese pensamiento. Cuando una persona mira por la ventana, no está analizando el jardín. "Si bien no está produciendo, en los términos convencionales de producir, sí está invirtiendo en su cabeza", señala Jorge Luengo, sicólogo, y creyente enfervorizado de "mirar por la ventana". Según él, y según lo que señalan los expertos del área, habitualmente, aquel que mira una ventana se está tratando de entender. Es una conducta característica para alcanzar la autocomprensión. El poeta Wallace Stevens lo dijo con claridad: "No siempre es fácil notar la diferencia entre pensar y mirar por la ventana". Y John Lennon lo anunció varias veces: "La gente dice que soy un flojo, porque me paso todo el tiempo soñando. Pero yo soy feliz viendo una ruedas girar".

La sicología da un consejo con énfasis: Mire por la ventana. Hágalo y ordenará su cerebro. Despertará su imaginación. Y, finalmente, lo hará disfrutar un poco más la vida. J

l Muchos siglos antes de que el ocio tuviera como su gesto emblemático el mirar por la ventana, los árabes instauraron la contemplación. Se sentaban en las puertas de sus casas y dedicaban horas y horas a mirar a la gente pasar. Así fortalecían sus mentes. Y quedaban listos para inventar un mundo mejor.