Claudio llegó más Bravo que nunca al Barcelona

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Llegó sin ruido y lo recibió un puñado de catalanes. Se vistió con una polera azul y a las nueve y media comprobaron que los huesos de su rodilla estaban saludables. Luego el arquero, tildado de empeñoso, se lució en lo que más sabe: su test de esfuerzo arrancó aplausos. Trotó con personalidad y después, franqueado por autoridades, le dirigió la palabra a los otros arqueros del club.