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Las pruebas escolares hay que tomárselas con calma

Apoderados deben tomar la situación con naturalidad y con un lenguaje sencillo.

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l Familia

Ya llevamos un mes en clases y los profesores ya están haciendo las primeras pruebas, una situación que sin duda genera ansiedad y es para muchos unas de las instancias más estresantes. Saber enfrentarlas es fundamental para obtener buenos resultados.

Lo primero que debemos tener claro es que las evaluaciones forman parte del proceso educativo, pues son herramientas para medir el nivel aprendizajes, dice el jefe de carrera de Pedagogía en Educación Básica de la UST Concepción, Manuel Rain, quien añade que "la evaluación en términos escolares debe ser entendida como una recogida de información, que permite tomar una decisión para mejorar. Si solo se queda en la recogida de información, estamos ante un proceso mal llevado".

Comprendido esto, "es necesario desarrollar un trabajo conjunto entre profesores y padres para explicar desde que son pequeños que una prueba no es más que eso, que no significa un fracaso o el éxito de por vida".

La evaluación debe entenderse como un proceso normal, cotidiano y necesario del diario existir. "Por ejemplo, al levantarnos y mirar por la ventana, evaluamos las condiciones atmosféricas y decidimos vestirnos de acuerdo a eso. En este ejemplo, si la evaluación no fue la correcta, seguramente estaremos todos el día con frío o con calor. Esto explica que una prueba le permitirá buscar instancias para mejorar aquello en lo que está más débil", argumenta.

Según el experto, lo principal es desarrollar un hábito de estudios, un método que trasmita seguridad en los niños respecto a las materias y contenidos que se están viendo en clases.

"Es muy frecuente, sobre todo en los estudiantes universitarios o en los que cursan los últimos años de enseñanza media, que se quedan hasta muy tarde estudiando o preparando certámenes. Este esfuerzo no colabora al aprendizajes de calidad, pues la información es sólo memorizada y no comprendida, que es lo que verdaderamente se busca", plantea Rain.

El académico de la UST recalca que es fundamental que los padres o cuidadores del niño tomen la situación con naturalidad y con un lenguaje que sencillo. "Muchas veces y sin quererlo, contribuyen a incrementar la ansiedad, pues transmiten, desde sus experiencias negativas, un temor por la evaluación".

Esto también se hace evidente y aunque parezca paradójico, cuando les siguieren estar tranquilos o no ponerse nerviosos.

"Dependiendo del tono en que se les diga, podría precisamente causar el efecto contrario y que a raíz de ese consejo, se genere una emoción negativa, difícil de controlar", explica el académico J

l Algunas veces docentes contribuyen en generar estas emociones negativas; como por ejemplo formar a los estudiantes y hacerlos entrar por lista antes de una prueba o entregar los resultados de las pruebas (en orden descendente o ascendente) de manera pública y casi vejatoria. "Estas acciones están asociadas a concebir la evaluación como un ritual más importante que el resultado de la misma".