Las peripecias que han vivido los 4 pedaleros penquistas en su viaje en bici a Brasil 2014
Comenzaron hace un mes y ya están en Buenos Aires. Caídas en túneles, bicis rotas y puro sacrificio viven los aventureros.
l Manuel Muñoz González
La aventura de sus vidas se están mandando cuatro pedaleros penquistas amantes del fútbol, quienes no la pensaron dos veces y se decidieron a irse pedaleando hasta la misma tierra de la samba, donde esperan llegar para alentar a la Roja en Brasil 2014.
Con pura fe y harto entusiasmo, estos muchachos del grupo de bicicleteros Los Biciosos de Concepción, comenzaron su travesía el pasado 8 de marzo, y ya están en Buenos Aires, en lo que ha sido apenas el inicio en el extenso trayecto y que no ha estado exento de dificultades. Caídas en un túnel, problemas con una de las bicicletas, cansancio y más de algún peligro en medio de la ruta, han sido parte de sus peripecias. Pero nada los amilana y siguen firmes hacia su objetivo.
Peter Pla (27) es uno de los muchachos con quien La Estrella logró conversar, en una de esas paradas donde su teléfono tuvo señal, y donde aprovechó de contar lo vivido hasta ahora junto a sus compañeros Gonzalo Soto (26), Jorge Fuentealba (26) y Juan Pablo Cuevas de 28.
El pedaleo inicial de los 4 jóvenes comenzó en el Paso Los Libertadores, lugar donde llegaron a bordo de una camioneta con todas sus pilchas.
"Comenzamos a pedalear como las 3 de la tarde. Íbamos bajando por la cordillera, y lo primero que supimos fue que el trámite para salir del país no se hacía en Los Libertadores, sino en la aduana argentina de Horcones. Nos fuimos a buscar la aduana, pero como la señalización era malena, nos pasamos como 6 kilómetros, ahí comenzaron los problemas, porque Gonzalo se cayó en un túnel y se le rompió la parrilla delantera. Así que tuvimos que volver a subir la cordillera, y contra el viento para hacer el trámite", relató Peter, repasando que ese infortunio marcaría lo que vendría después. "La ruptura de la parrilla delantera de la bicicleta de Gonzalo, más algunos problemas con el carro de arrastre de Jorge, fueron en parte solucionados en Mendoza. Todo ese trayecto de descenso de Los Andes lo hicimos redistribuyendo el peso en el resto de las bicicletas", comentó Pla.
Tres horas por la mañana y tres por la tarde, cerca de 60 kilómetros diarios, es la gracia que realizan día a día los penquistas, con lo cual arribaron a Mendoza tres días después, atravesando la cordillera, cuyo punto más alto los llevó a pedalear a casi 3.600 metros de altura, donde debieron soportar fuertes vientos, ante la imponencia de aquel paisaje, rodeado de montañas nevadas que acompañaron el descenso, donde se mezclaban la cordillera, y a lo lejos con los tan conocidos viñedos mendocinos.
"Bajando la montaña nos tocó buen tiempo, y el frío no fue mucho, sin embargo, en ocasiones el viento en contra se tornó una complicación, porque nos desgastaba físicamente, soplaba muy fuerte y no podíamos avanzar todo lo que queríamos", relató Peter Pla.
En medio del trayecto, el descanso se hacía necesario, por lo que iban acampando donde fuera, durmiendo en carpas y sacos de dormir.
Una vez que llegaron a Mendoza, se instalaron unos días en una hostel (Banana Hostel), y la primera tarea fue reparar la parrilla porta equipaje de la bici de Gonzalo, pues llevar el peso de su compañero en los demás vehículos complicaba el pedaleo de todos.
"Recorrimos varias tiendas buscando una parrilla delantera, y nada, sólo encontramos un carro de arrastre que permite transportar el equipaje, muy similar al que tiene Jorge, así que en esa misma tienda corregimos el error", relató Peter, tras la cual pudieron continuar su periplo, ahora entre las localidades de Mendoza y San Luis, pasando por varias localidades intermedias, entre ellas San Martín, Las Catitas y La Dormida, en un trayecto de casi 300 kilómetros
Las estaciones de servicio fueron las principales aliadas en este recorrido, pues era ahí donde los pedaleros se refugiaban, ya sea para refrescarse o para acampar, lo cual les era permitido. "Fuimos acampando, en las estaciones de servicio por lo general, sólo en San Martín, un pueblo parecido a Tomé, luego, preguntando por aquí por allá llegamos al albergue de un polideportivo, que contaba con dos gimnasios y se practicaba desde boxeo hasta arquería. Ahí nos quedamos. Luego a San Luis, casi ochenta kilómetros más entre Desaguadero y esa ciudad. Aquí fuimos sólo tres, porque Gonzalo seguía con su problema en la bici, y como no podía seguir pedaleando, hizo dedo y se fue, nos reencontramos allá".
Fue en esta pasada donde vivieron otra anécdota, pues en plena ruta se encontraron con otro solitario chileno que va en bicicleta al Mundial. "íbamos partiendo y nos encontramos con otro chileno que va a Brasil en bici, se llama Borys Navarrete, de ahí en adelante nos fuimos juntos", contó Peter, afirmando que la gente en esa pasada se portó súper bien con ellos, les daba ánimo y les remarcaba que se fueran con cuidado, que era una ruta bastante peligros. "Nos contaron que en esa vía (Ruta 7) un camión había atropellado a un ciclista argentino días antes, por lo cual la policía y la gente que trabaja en los servicentros nos advirtieron que tuviéramos mucho cuidado, pero nosotros estábamos preparados con chalecos reflectantes y luces. Justo paramos a elongar y comer un poco donde fue el accidente y pudimos ver los restos de la bicicleta involucrada, y tristemente la mancha de sangre de la víctima que cobró aquel accidente", repasó Pla.
Una vez en la localidad de San Luis, (donde se volvieron a reunir con Gonzalo, el de la bici averiada en su porta equipaje) luego de haber pedaleado cerca de 600 kilómetros desde Mendoza, entre el 8 y el 16 de marzo, los muchachos decidieron partir en bus hacia Buenos Aires, donde buscaron una solución para reemplazar el carro de uno de los pedaleros, que definitivamente murió.
Fue justo cuando estaban en el terminal de buses, cuando recibieron la noticia que los llenó de aliento para lo que se viene: "Estábamos ahí, cuando Gonzalo nos da la noticia de que nos regalaron una entrada a cada uno para ver el partido Chile-España en el Maracaná. Gran envión anímico para poder aguantar estos malos ratos con el carro. Nuestra gran benefactora fue Patricia Andrade, la mamá de Gonzalo. Esto nos motiva para llegar a Río de Janeiro y poder alentar a la selección", cerró Peter Pla, quien sueña que toda esta aventura sea coronada con disfrutar todos los partidos de Chile en el mundial, para lo cual esperan que alguien les tienda una manito con entradas para los duelos ante Holanda y Australia, por la fase de grupos. "Nos gustaría que los jugadores de la selección supieran lo que estamos haciendo por ir a apoyarlos en este campeonato, el más importante del mundo, una foto con ellos es algo que se nos ocurre en un futuro soñado", dice el muchacho, quien junto a sus tres "cumpas" siguen a firme los cerca de 2 mil kilómetros que aún le restan por pedalear para cumplir esta, la que, sin duda, es la gran aventura de sus vidas. J