Secciones

Nadador de rescate desclasifica episodios más duros que deben enfrentar durante sus labores

Al finalizar el verano destacan los balances en cifras, pero los dramas humanos dejan huellas bastante difíciles de olvidar.

E-mail Compartir

l Francisco Reyes Alarcón

El año avanza sin contemplaciones, dejando atrás un confuso recuerdo de un verano sin polera echadito en la arena. La rutina en la ciudad llegó para quedarse y los paisajes que cada uno recolectó durante la época estival ahora sólo son fotografías acumuladas en el smartphone que, con suerte, ayudarán a pasar el año sin deprimirse demasiado.

Las autoridades marítimas registraron hace un par de días la fecha de término del periodo veraniego en las costas nacionales, dando paso a una serie de análisis respecto de la actividad civil en lugares bajo su protección: desde el 15 de diciembre, en la región se registraron 5 personas fallecidas por inmersión y hubo 36 rescates en total.

Constitución, Lirquén (Tomé, Lirquén, Penco), Talcahuano (más Tumbes), Coronel (y Lota) junto a Lebu fueron los sectores patrullados cuidadosamente por 618 efectivos que acumularon 5.520 horas de trabajo en 89 días. Hombres y mujeres al servicio del país que en el anonimato, generalmente, velan por su seguridad y tranquilidad durante estas fechas.

Tal es el caso del curicano Gonzalo Pérez Aguilar, de 25 años, quien, desde hace un año cumple labores como armamento y nadador de rescate en la zona, tras pasos por Valparaíso y Punta Arenas. Pérez Aguilar, al poco tiempo de arribar al puerto, debió participar en la búsqueda de la avioneta que despegó de Isla Mocha con cinco ocupantes y nunca llegó a destino.

"Estuvimos hartos días efectuando la rebusca. Había familiares dando vueltas en el sector que por lo general a uno cuando lo ven le dicen 'oye, pucha, encuéntrenlos si están por acá, sabemos que están acá'", recordó el joven, que acumula cuatro años de experiencia en los que, generalmente, ha debido sacar personas sin vida desde las aguas.

"Lo que uno espera como especialista, y yo como rescatista en sí, lo único que espero es encontrar a las víctimas o, en este caso, los cuerpos, ya que después de tanto tiempo es lo único que se espera encontrar para darle alguna satisfacción a las familias más que nada", confiesa.

Tarea difícil y muchas veces ingrata, porque a pesar de actuar con toda celeridad cuando surge la alerta, rara vez es posible hallar a los involucrados con vida. Realidad a la cual se ha ido habituando, pero que no le quita la esperanza de poder llegar a tiempo para lograr impedir los decesos.

"La gran mayoría de las veces que encontramos personas con vida es cuando estamos en el periodo estival, de vacaciones. En esta zona, en las lagunas, en las playas por lo general siempre se andan haciendo monitoreos en helicóptero y apenas se toca una emergencia se llega al punto y cuando llegamos a rescatar a las víctimas, ya están acompañadas de dos salvavidas", indicó.

Los accidentes se recuerdan por el seguimiento en los medios de comunicación, pero sólo un puñado de personas pueden revivir los episodios gracias a su experiencia directa en ellos. Vivencias dramáticas que de vez en cuando suelen recordarse con el pecho apretado, según Gonzalo. "Marcan y uno tiene que afrontarlo ya que aunque no se encontró nada, uno tiene que dejar tranquila, de cierta forma, a las familias", sostuvo, recordando el caso de Tirúa. "Hasta el día de hoy ellos deben estar intranquilos. Yo creo que ellos deben mirar hacia el mar, hacia la costa y ver que su familia esta ahí, pero lo que uno trata de hacer es lo posible, lo que más se pueda y tener los medios para tratar de hacerlo", agregó.

De hecho, quizás el caso que más lo ha llegado a afectar fue el rescate de un hombre en aguas magallánicas que se había precipitado al mar junto a su hijo durante una faena de pesca. Con el único sobreviviente ya una vez en tierra, escuchó pacientemente su relato, historia dramática que aún lo conmueve.

"Él decía que durante ese fin de semana iba a estar de cumpleaños y que había perdido a su hijo y también su trabajo", ya que el muchacho era su buzo mariscador. "Cuando logramos sacarlo me dice con la cara llena de lágrimas, después de agradecerme por haberlo salvado a él, me pide 'ayúdame, tráeme a mí hijo de vuelta, por favor, haz lo que puedas' entonces esas cosas a uno le quedan grabadas", comentó.

Experiencias extremas, dramáticas que de todas formas han ido forjando su carácter, cada vez más decidido a continuar con esta labor lo más que pueda, que son hasta los 23 años de servicio o hasta cuando le den las fuerzas.

"Mi expectativa es seguir haciendo lo que me gusta, que es salvar vidas. Creo que eso no tiene precio en ningún lado", dijo con decisión.

Según las autoridades marítimas donde se registraron más perdidas humanas en el verano recién pasado fue en la Laguna Grande de San Pedro de la Paz (3), por lo que el llamado es a tener extremo cuidado en todo tipo de balnearios.

Además, indicaron que las 17 playas habilitadas que existen en la región quedan ahora inhabilitadas para el baño ya que no cuentan con las respectivas medidas de seguridad.

"En lo que es sector de playas, en Tomé y Lirquén se provocaron hoyos en la playa (tras el 27F) entonces hay que tener cuidado con el oleaje y puede que hayan hasta escombros. Uno no lo sabe, no tenemos inspecciones para decir si hay escombros o hay fierros", indicó.

En lo que se refiere a las lagunas aseguró que "hay que tener cuidado porque si bien el agua se ve tranquila, en el fondo hay algas y todas esas cosas. Además del fango, que si uno intenta tocar fondo queda atrapado por el mismo fondo, o sea, intentas pisar y después no puedes sacar el pie (...) con sólo el tobillo atrapado después no puedes salir más", añadió el experto. J