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La historia de la mujer que es el motor detrás de las populares parrilladas de "Don Talo"

Conozca la tradición familiar del negocio que ha deleitado el paladar penquista durante generaciones.

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l Juan Fariña López

Una de las picadas más famosas de Concepción es "La Parrilla de Don Talo", que lleva más de 10 años deleitando a todo tipo de público que busca un lugar para compartir y disfrutar de la excelencia culinaria.

La administradora del recinto e hija del conocido "Don Talo" es Claudia Opazo, quien contó un poquito más sobre la historia de cómo hicieron resurgir, junto a su hermano Eduardo, el negocio familiar de parrillas más antiguo de Concepción.

"Mis papas tuvieron más de 20 años 'La Picá de los Opazo' acá en Conce, y fueron las primeras parrilladas de la ciudad. Mi papá era huachipatino y ahí en la misma casa de nosotros, en Baquedano, abrieron el negocio que ahora es la casa matriz", explicó Claudia, mientras una deliciosa parrillada pasó directo a la mesa de un grupo de amigos.

Después que el padre de familia falleció, la casa de los Opazo se quemó producto de un incendio, que a la larga definió el regreso de la picá en sus tres sucursales actuales en avenida Campos Deportivos 640, Baquedano 216 y el establecimiento que se encuentra camino a Santa Juana, a 2,6 kilómetros de San Pedro. "Mi hermano Eduardo, que está ligado al mundo empresarial, vio la oportunidad de hacer un negocio y me dijo que podíamos construir un departamento o asociarnos para revivir al restorán", explicó Claudia, que en ese momento estaba recién egresada de Chef en la Escuela de Hotelería de Santiago y no dudó en tomar la responsabilidad de continuar la obra de sus padres. "De a poco invitamos a los amigos y siempre tuvimos buena recepción de la gente. Este es un negocio netamente familiar porque muchos de nuestros clientes son hijos de personas que mis papás atendieron, entonces es algo de generaciones", manifestó.

Para Claudia el secreto del éxito de "La Parrilla de Don Talo" es la calidad y la diferencia que marca el trabajar en un negocio propio. "Tratamos de no cambiar la cantidad ni la calidad de los platos, cuidamos de abastecernos con buena carne y mantener los proveedores que tenemos, la calidad prevalece ante cualquier cosa", afirmó.

La parrillada tradicional para cuatro a seis personas, por ejemplo, cuesta $37.900 y sí que vale el esfuerzo. La porción contiene lomo, costillar, chuletas de cerdo, trozos de pollo, prietas, chunchules, ubres, longaniza y prietas, además del infaltable pebre, sopaipillas, papas cocidas y ají, para que sea imposible que usted y sus amigos queden con el diente largo después de comer.

Claudia Opazo pasa gran parte de su tiempo pendiente de todos los detalles del local y explicó lo que implica ser la responsable de la administración. "Estoy a cargo de los restoranes y para mí son como hijos al final, porque te preocupas de todos los detalles, tratas de que la gente se vaya contenta y tener una buena atención, desde contestar el teléfono hasta hacer rápido las cotizaciones para las personas. Aquí no tenemos horarios porque no se puede dejar nunca de lado el negocio, tenemos ese espíritu para trabajar", sostuvo.

La buena atención a la clientela fiel al recinto también es un factor fundamental que la chef no descuida por ningún motivo. "Nos criamos en un ambiente de restorán, por lo que sabemos lo importante que es darle en el gusto al consumidor. Vienen mucho clientes habituales que los ves todas las semanas, entonces nosotros tratamos de tener un regalito para esos momentos especiales como el día de la mamá, el papá o de los enamorados. Siempre hay algo hecho por nosotros, pero la idea es tener esos detallitos para esa clientela fiel. Si alguien reserva una mesa y está de cumpleaños, le ponemos globitos y esas cosas", comentó.

A los 17 años, Claudia se fue a estudiar a la capital y su vida siempre ha estado ligada a la preparación de exquisitos platos junto a su familia. Cada vez que volvía a Concepción, se lo pasaba metida en la cocina ayudando a su madre Nancy a preparar esos ricos platos, que han hecho tan famoso el local de parrilladas de su familia hasta hoy.

Como administradora y chef, se encarga de confeccionar el menú del establecimiento, junto a su hermano, buscando la forma de tener contento a todo el que quiera quedar sin hambre, inclusive si no gusta de la apetitosa carne del restorán. "Este año estamos incluyendo alternativas a la clásica parrillada, como platos más lights o ensaladas. No mucha gente sabe, pero acá vendemos muchos productos del mar e inclusive he visto clientes apostando sobre el tema. El jardín de mariscos, por ejemplo, trae ostiones, camarones al ají, machitas al pil pil, chicharrones de congrio, patitas de jaiba y una copita de ceviche y con eso dos personas comen súper bien", recalcó.

Además, el local presenta una diversidad de postres para los que les gusta irse por lo dulce de las cosas. "Nosotros también nos caracterizamos por tener una gran variedad de postres y son todos caseros, no trabajamos con nada de mezcla. Acá la leche asada se vende mucho, el tiramisú o la torta tres leches, que siempre me vienen a buscar para fiestas. Y las porciones de nosotros son bien grandecitas", apuntó.

Si quiere probar un poco de la calidad familiar de "Don Talo", dése una vuelta y saboree con su propia boca los manjares que el tradicional restorán penquista tiene preparado para usted. J