El imborrable recuerdo de Bomberos durante el 27-F
Voluntarios de la Tercera Compañía cuentan su noche más dura. Con su cuartel destruido, apagaron llamas y salvaron vidas.
l Mario Saavedra Ponss
Todos en la región guardan su propia historia del terremoto. Pero son pocos los que atestiguaron los grandes incendios y derrumbes ocurridos tras el sismo. Estas tragedias se transformaron en leyendas urbanas en la ciudad. Mitos que sólo pocos pueden narrar con exactitud.
Por ello, La Estrella conversó con quienes estuvieron presentes en cada uno de estos sucesos y que comparten un escalofriante recuerdo de lo que pasó en esos días en Concepción. Son los voluntarios de la Tercera Compañía de Bomberos, quienes pese a perder su cuartel, acudieron a cada emergencia que se suscitó tras el 27-F.
Carlos Vallejos dormía en casa, junto a su familia, cuando la tierra sacudió la ciudad hace cuatro años. Pese a la violencia extrema y la duración del terremoto, él y los suyos estaban bien. De inmediato, su radio comenzó a emitir decenas de mensajes. Como director de la Tercera Compañía, corrió de inmediato las pocas cuadras que lo separaban de su cuartel, en Heras 745.
"Al llegar algunos voluntarios estaban sacando los escombros que habían caído sobre la entrada, para que los carros pudieran salir. En ese momento no nos dimos cuenta que nuestra bomba estaba por el suelo, porque empezamos a ayudar enseguida. Hubo muchas personas que quedaron atrapadas en sus casas, o aplastadas por grandes muebles", contó Carlos.
En la oscura noche, sin servicio eléctrico, los voluntarios escucharon gritos en cada esquina. La gente caminaba errante por las calles, desorientados, asustados e incluso heridos.
Eran cerca de las cuatro de la mañana cuando algunas comunicaciones radiales alertaban sobre el posible desplome de un edificio de Avenida Los Carreras, pasado Prat. A los pocos minutos, estos mensajes tomaron fuerza y la Tercera Compañía se dirigió hasta ese lugar.
Doce voluntarios de la compañía se encontraron con el Alto Río derrumbado. Los gritos clamando por auxilio podían escucharse desde la calle. Algunos, por desgracia, fueron dejándose de oír con el paso de los minutos. Cada una de las unidades que trabajaron esa noche, estaban contra el tiempo.
"Las compañías que llegamos dividimos el rescate por sectores. El terreno era muy complicado de trabajar, porque al movernos, podíamos hacerle daño a cualquiera que estuviera sepultado. Por fortuna, logramos sacar rápido a al menos diez personas durante el transcurso de la noche. Ya al amanecer, nos enfocamos en un matrimonio que estaba aprisionado entre dos paredes, pero un colchón sobre sus espaldas, les daba espacio y los mantenía con vida", relató Carlos.
La pareja estaba gravemente herida. Y los voluntarios se comprometieron a no dejarlos solos en ningún momento. Por medio de turnos, los voluntarios estuvieron con ellos, intentando liberarlos. Mientras narran la historia, los rescatistas que estuvieron esa noche hacen una pausa y cuentan que sólo él logró salir con vida de su prisión de concreto. Ella falleció en el lugar junto a siete personas más. Sin embargo, gracias al trabajo de los diversos grupos de rescate, unas setenta personas lograron salir con vida del Alto Río.
La historia de ese matrimonio, es uno de los recuerdos más difíciles de la Tercera Compañía. Pero pese a ello, se sienten conformes de haber ayudado a múltiples pacientes durante el operativo, y de haber aplicado sus conocimientos de salvamento. "En nuestra compañía existe el Grupo de Rescate de Intervención en Medios Peligrosos (Grimp). A través instrucciones de personal que llegó de Francia, pudimos ensayar una situación similar a la del terremoto", indicó Carlos.
Durante los trabajos en el edificio colapsado, las alarmas no paraban de sonar. A través de sus radios, los bomberos escucharon cientos de llamados de auxilio y principios de incendio tras el terremoto. Pero debieron concentrar sus esfuerzos en aquello que podían hacer.
Según contó Vallejos, "durante la madrugada la Tercera Compañía fue también a un incendio de grandes proporciones en la esquina de Aníbal Pinto con Manuel Rodríguez. El fuego había comenzado en un almacén de productos químicos, como un laboratorio. Lamentablemente, cuando se nos acabó el agua, no hubo más que hacer, porque no había nada en los grifos. El sistema interno estaba destruido".
A la misma hora, la Facultad de Química de la UdeC ardía en llamas. Por la cercanía de la Laguna de Los Patos, acudieron a la emergencia. Pero la gran cantidad de productos tóxicos, no los dejó trabajar. El incendio fue incontrolable y redujo el edificio a cenizas. "Fue algo increíble. Era como una escena sacada de una película. Algo Dantesco", describió el director de la compañía.
Las impresionantes imágenes se repetirían a los dos días del terremoto.
El centro de Concepción estaba cubierto de humo la tarde del 1 de marzo. En medio de los saqueos, se originaron dos grandes incendios que atemorizaron a toda la intercomuna. La negra comuna podía verse desde San Pedro de la Paz, Talcahuano, Hualpén y Chiguayante.
El voluntario de la Tercera Compañía Gerson González contó que "nosotros aún estábamos en el Alto Río esa tarde. Primero llegamos al supermercado Alvi y nos impresionamos de lo que veíamos. Las llamas eran gigantescas y estaba todo cubierto de humo. Al mismo tiempo, camiones del ejército entraban a la ciudad, por lo que parecía una escena de una película. En ese lugar tuvimos un accidente, pues uno de nuestros bomberos cayó desde el techo del local y quedó muy grave. Costó mucho que se recuperara", relató.
La falta de agua los siguió complicando y cuando se pensó que la situación no podía ser peor, se decretó la emergencia en La Polar, a pocas cuadras de distancia.
"Por lo general, un incendio de esas características ocurre una vez cada dos años en Concepción. Pero sólo en esa tarde tuvimos dos. Por ello, nuestro trabajo se limitó a descartar que aún hubiera personas al interior y controlar la propagación del fuego", señaló González.
Por la falta de comunicación que existió en la ciudad durante esos días, el incendio de la multitienda La Polar se transformó en un mito. Por la intercomuna corrió el rumor de muchas muertes, pero oficialmente, no hubo víctimas fatales.
Los Bomberos de la Tercera Compañía fueron a cada emergencia sin tener un lugar donde dormir. El cansancio le jugó malas pasadas y varios voluntarios resultaron heridos.
Los primeros días durmieron con colchones en la calle. Luego consiguieron carpas y estuvieron en un estacionamiento. Luego la Séptima compañía los albergó hasta que el municipio les entregó un terreno en comodato.
Allí instalaron un galpón metálico, pero siguen pasando las guardias en contenedores. Su director indicó que "es difícil animar a los voluntarios a seguir viniendo en estas condiciones. Es realmente indigno para nosotros. Ahora tenemos la esperanza que las nuevas autoridades nos ayuden, incluyendo al nuevo intendente quien es bombero. Necesitamos tener un cuartel", indicó el director de la compañía. J