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Conozca la labor de la unidad Gersa: el grupo especializado en búsqueda y rescate bajo el agua

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l Juan Fariña López

El Grupo Especializado de Rescate Sub-Acuático (Gersa) nació a mediados de 1985 como la 3ª unidad de la Segunda Compañía de Bomberos de Concepción. En un principio, estuvo compuesto por buzos aficionados, que con el tiempo fueron perfeccionándose por medio de capacitaciones con otros grupos de bomberos y, en particular, con la Armada de Chile. Gersa se divide en dos subespecialidades: los buzos para tareas que requieran inmersión en profundidad, y los operadores de rescate en aguas torrentosas, nado de superficie para operaciones rápidas.

El objetivo del Gersa es ayudar en cualquier tipo de emergencia o tareas de búsqueda que requieran una intervención en el océano, ríos, lagunas o inundaciones. Gran parte de la equipación del grupo especializado, como camioneta y bote inflable, fue donada por la Iglesia Mormona, agradecida por la colaboración de la unidad en la búsqueda de uno de sus líderes en el Alto Bío Bío.

Carlos Pérez, ayudante de compañía, y Ricardo Jiménez, teniente primero, son miembros hace varios años de esta unidad de rescate. Ambos tienen vidas normales, pero cuando surge el llamado del deber, no dudan en acudir. Carlos prepara su examen de grado en la carrera de Derecho y Ricardo, por su parte, es padre de familia y trabaja como ingeniero civil en una constructora del puerto.

"Tuve contacto con el buceo desde muy chico porque mi papá era funcionario de la Armada. Iba harto a isla Quiriquina y ahí aprendí a nadar. Una de las razones por la que me interesó esta compañía, a los 21 años, fueron las especialidades que tiene. Me capacité acá y obtuve mi certificado de buzo de la Armada al año de entrar", cuenta Ricardo.

Por su parte, Carlos recuerda sus inicios señalando que "yo me metí a los bomberos a los 15 años en Lota, después de una charla que hicieron en el liceo. Me trasladé a esta compañía por lo mismo que Ricardo, las especialidades y porque me quedaba más cerca de la universidad".

"Depende de cómo se programa uno para cumplir con el trabajo, la familia y los bomberos. Todo mi tiempo libre estoy disponible para una emergencia, pero igual tengo otras responsabilidades administrativas con la compañía. Al final, siempre falta tiempo y recursos, pero en los bomberos funcionamos así y con la garra de la gente de aquí se logran las cosas. Uno tiene que extender el día y dormir menos, en vez de sacar la vuelta en la pega yo prefiero dedicarme a esto", expone el teniente.

"Todos te dicen que estás loco, pero en el fondo están orgullosos de ti porque saben que esta es una unidad selecta de bomberos. Mi hija de 6 años sabe a lo que me dedico y, de hecho, me ha dicho que quiere ser bombero, pero yo le digo que está prohibido", cuenta entre risas Ricardo.

Para Carlos la situación es similar. "Uno genera hartas preocupaciones en la casa porque aunque yo sé lo que estoy haciendo, las familias se pasan películas igual. Tengo un hermano de 14 años que también se metió a los bomberos y creo que mi mamá ya debe estar resignada a tener a los hijos metidos en el cuartel" sostiene.

"Lamentablemente muchas de nuestras búsquedas consisten en encontrar personas que están fallecidas, en esos casos la misión es poder encontrar el cuerpo para que lo puedan sepultar y darle al menos esa tranquilidad a la familia. La presión es distinta a un incendio, porque en esos casos uno intenta apagar el fuego lo más rápido posible, en una búsqueda uno debe lidiar con la pena de los familiares y eso te afecta mucho", sostiene Carlos

A su vez, Ricardo añade que "es chocante encontrar gente recién fallecida, porque te cuestionas mucho tu actuar, pero a veces no se puede y uno intenta dar lo mejor siempre. A pesar de que uno está acostumbrado a ver cuerpos sin vida, cuando llega la familia es otra cosa. Me afecta mucho y de cierta forma evito relacionarme con las personas cercanas al fallecido porque realmente quedo muy mal".

Ambos concuerdan en la dura prueba emocional que presenta su labor y recalcan los peligros de la especialidad, considerada como la más peligrosa de los bomberos.

Si bien la unidad se desempeña principalmente en el rescate de cuerpos, hay casos de personas en peligro que han salido ilesos gracias al esfuerzo de los muchachos de Gersa.

"Para las inundaciones del 2006, una pareja de abuelitos quedaron atrapados en su auto cerca del Hospital del Trabajador, los sacamos en el bote y todo salió perfecto. También está el caso de una casa en la entrada de Hualqui que se inundó hasta el segundo piso. Pudimos rescatar a la guagüita y su mamá, lo curioso fue que usamos una escala desde el bote a la ventana de la casa", recuerdan ambos.

"En realidad cuando rescatas a una persona te genera una sensación impagable, en el fondo es de los que nos alimentamos los bomberos, el agradecimiento. Nadie entiende porqué gastamos nuestro tiempo y sacrificamos un poco a nuestras familias, pero tienes que vivirlo para entenderlo", explica Ricardo.

Dentro de los bomberos de Chile, la unidad Gersa de Concepción es un referente a nivel nacional. Capacitan a gente de todo el país en la especialidad por la experiencia y el equipamiento que poseen. Para unirse al Gersa es necesario ser bombero de la compañía e ir pasando los cursos de las especialidades uno a uno. Estando preparado para un incendio, viene el curso de rescate en altura con cuerdas y el último es el de buceo. Realizar la capacitación es fundamental para obtener la certificación oficial de la Armada, tras superar la prueba que ellos presentan.

"Es difícil sacar un certificado porque deben pasar muchos filtros y el grado de deserción es alto. Cuando yo me capacité entramos 5 al curso y sólo yo obtuve el grado", argumenta el teniente. Todos los voluntarios de la unidad son estudiantes o trabajadores, lo que es bueno porque pueden aprender diversas disciplinas entre ellos y responder mejor a todo tipo de emergencias.

Tras un buen rato hablando es hora de dejar la Segunda Compañía de Bomberos de Concepción. Para nuestra suerte, ninguna emergencia surgió durante la entrevista y los muchachos del Gersa nos brindaron con mucha amabilidad un poco de su valioso tiempo. J