l Juan Fariña López

El comienzo de la segunda jornada estuvo marcado por una particular sorpresa. Cuando Laura Pausini recibió la Gaviota de Oro, las cámaras se posaron sobre Israel Villablanca, artista chillanejo que luchó todo el evento para que la italiana pudiese ver el presente que le tenía preparado. Un atinado Rafael Araneda invitó al artista a subir al escenario y, tras unos minutos, Israel pudo estar frente a su ídola, quien no dudo en saludarlo con un sincero abrazo ante la ovación del público. En ese momento, el emocionado hombre hizo entrega de un precioso retrato en blanco y negro de la bella artista, quien lo recibió en sus propias manos.

Pasaron 17 años para que Laura Pausini volviera a pisar el escenario de la Quinta Vergara y definitivamente valió la pena la espera. La italiana arrasó con su potente voz y pudo tener su revancha frente al monstruo, que bailó y coreó con sus grandes éxitos como "Entre tú y mil mares", "En cambio no" y "Se fue".

La cantautora se vio muy contenta en su actuación y por momentos hiper ventilada, ante la respuesta positiva de un público que no dejó de disfrutar en ningún momento de su espectáculo. Tras recibir el dedicado regalo del chillanejo, Pausini se despidió de la Quinta con su clásico tema "La soledad", pero no se pudo marchar sin antes cantar una breve parte de "Gracias a la vida" de Violeta Parra, frente a la desbordada reacción del "Monstruo" que la premió con todos los trofeos posibles.

Previo al show de la italiana, otro momento que marcó la velada fue el recibimiento de parte del público a la animadora Carolina de Moras, ya que le cantaron el Cumpleaños Feliz en una muestra clara de su cariño. La modelo se emocionó hasta las lágrimas por el detalle y luego, junto a Rafael Araneda, realizaron el tradicional del beso de los animadores, entre una que otra broma por la evidente diferencia en la estatura de ambos. En el vestuario, Carolina, que había sido criticada ayer por su atuendo en el debut, apareció con un elegante dos tercios, decorado con pedrería, mientras que el tío conductor mantuvo el traje negro clásico de la primera noche.

Las sorpresas no pararon allí, ya que luego venía la presentación del humorista argentino Jorge Alís, quien generó bastante expectación por el recibimiento que iba a tener. Sin embargo, con su stand comedy, pudo doblegar desde un principio al desafiante "Monstruo".

El transandino pudo revertir los pesimistas pronósticos y con un monólogo cargado de ingenio y humor negro, analizando desde su particular punto de vista la realidad chilena, sacó aplausos y se ganó la simpatía de la audiencia, llevándose también todos los premios del público. J