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Amor a prueba de todo: ni el paso de los años, ni la distancia son impedimentos para Cupido

La paciencia y aferrarse a quién uno cree es su media naranja, es lo que aconsejan dos parejas con bellas historias.

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l Cecilia Bastías Jerez

En el Día de los Enamorados: ¿Qué mejor que hacer una revisión a historias de amor que dan cuenta que nada es imposible para hacer aflorar este sentimiento?

A continuación dos relatos de parejas que pudieron superar distintas limitantes para llevar muy bien su relación de pareja.

Hace 38 años que están casados María Sagardía y Luis Vega, y hace más o menos el mismo tiempo que trabajan para las oficinas de Chile Atiende, lo que en su momento fueron las oficinas del Servicio de Seguro Social.

Este amor nació cuando Luis entró a trabajar a la repartición de gobierno en Yumbel, lugar donde ya estaba laborando María. Según ella, cuando lo vio llegar a la oficina no le llamó mucho la atención.

La conquista duró cerca de seis meses, según detalla con tranquilidad María. Dice que su marido se valió de chocolates, turrón de maní y violetas para lograr conquistarla. "Él sacaba las flores de su jardín en las mañanas y me las regalaba. Y en la tarde me iba a dejar a la casa", indica.

"Él me buscaba, pero yo no estaba muy interesada. Se demoró un tiempo en convencerme. Fue para un aniversario del servicio, un 14 de junio del año 77 que me acompañó hasta la casa y ahí nos dimos el primer beso", relata con emoción.

Las cualidades que le gustaron finalmente a ella de Luis, fue su imagen de buena persona y lo comunicativo que es, contrario a ella misma, que se declara un poco más tímida.

Estuvieron pololeando cerca de un año, a escondidas, ya que las relaciones de pareja entre los funcionarios, en ese tiempo, estaban prohibidas. Pero al año, el jefe se dio cuenta de la situación y mandó llamar a Luis para exigirle una explicación, y él contestó que ya se iban a casar. Su jefe afirmó que estaba bien, aunque uno de los dos debía renunciar.

"Cuando pasó eso, algunas personas me dieron consejos para que hiciera todas las averiguaciones del caso, porque esa exigencia era irregular y podíamos seguir trabajando", explica Luis, quien viajó hasta Santiago para exponer su inquietud, ya que para ese entonces le habían pedido a María que firmara la renuncia.

Afortunadamente esta pareja contó con varias personas que los apoyaron en este camino. "Un viejito que trabajaba en el servicio, me decía: Luche por su amor, hijo", comenta Luis, de tal forma que una vez volviendo de Santiago se consiguió que continuaran trabajando hasta ahora.

Para esta pareja de funcionarios públicos, el hecho de trabajar juntos todos estos años, lejos de ser una dificultad, ha facilitado las cosas. Aunque admiten que en la crianza de sus cuatro hijos, que tienen poca diferencia de edad, fue complejo cuando eran pequeñitos. "Trabajar juntos nos ha jugado a favor, nos comunicamos bien. Tal vez las complicaciones fueron al comienzo porque teníamos hijos chicos", comentó Luis, añadiendo que "era difícil encontrar a alguien que quisiera trabajar cuidando a cuatro chicos".

Otra situación bastante difícil que debió superar esta pareja fue la dificultad de la mujer para quedar embarazada. Luis comentó que a los tres años de casados pudieron tener bebés, luego de un tratamiento médico. Y que entre esos tres años tuvieron una pérdida y el nacimiento de una bebé que luego murió.

Según un primer diagnóstico médico, ellos no podrían ser padres y estaban dispuestos a adoptar. "Pero empezamos un tratamiento cuando llegamos a Concepción y tuvimos la primera hija, después de tres años vino el otro y después otro y la última", relata Luis, agregando entre risas que "no podíamos parar, cómo llegaban los hijos. Cuando nació la última yo le dije a la doctora que la operara y que me mostrara las tijeras por favor", bromea el hombre.

Hoy todos sus hijos son profesionales, la menor tiene 24 años, vive con ellos y trabaja como contadora auditora. La hija mayor se casó hace poco y comentan que están esperando los nietos. "Hay una vecinito chico que una vez lo dejaron encargado en la casa para que lo cuidáramos. A él Luis lo toma como nieto", ríe María e inmediatamente él le responde: "Tú también le das dulces y lo llamas para regalonearlo".

Pero más allá de los nietos, Luis y María valoran esta etapa que están viviendo con su familia, porque ahora todos los hijos llegan a la casa con sus respectivas parejas y la casa se ve llena de gente. "Eso me gusta a mí, la casa con gente... hacer asaditos", sostiene Luis.

Como consejo, María comenta que lo ideal para una pareja es salir, en el fin de semana ir a Lenga, por ejemplo. "Lo otro para durar todos estos años, es la comprensión y la paciencia. Y también hay que saber ceder", subraya.

La historia de amor de la periodista penquista radicada en Alemania, Jenny Pérez, y su marido Robert Schmidt, canadiense, también está cargada de magia. Ellos se conocieron en el restorán de un tren en Alemania. "No había más mesas desocupadas, me senté con otra persona al frente mío. Hablé por teléfono en español y conté que tenía frío", recuerda Jenny, y agrega que cuando colgó, quien compartía su mesa, Robert, le preguntó en español si tenía frío.

De ahí partió la magia con una conversación que terminó luego de las tres horas de viaje. "A él le pasó lo mismo que a mí, pero no queríamos decirlo, menos creerlo. Pensábamos que habíamos encontrado a nuestra media naranja", comenta Jenny, quien al terminar el viaje creía que había terminado todo, aunque él le dijo que la quería visitar en Chile para conocerla. Ella imaginó que eso sería un sueño, hasta que a las tres semanas Robert llegó a Chile y empezaron a pololear. En 2007 se casaron y hoy tienen un hijo de 5 años.

No es fácil para ella estar en una país ajeno, por lo que comenta que han sorteado varias pruebas. "Pero hay un momento en la vida que debes decidirte por lo bueno que has encontrado. Tomarlo o dejarlo. Muchos no terminan juntos, pero otros siguen hasta el final", afirma Jenny.

Cómo se comprometieron, es digno de una novela. Ambos pidieron vacaciones y se encontraron en Paris. "Recorrimos la ciudad, como todos los turistas y una tarde me dijo: Vamos a la Iglesia de la Sacre Coeur". Era 5 de noviembre de 2007, detalla ella, había mucha gente en el lugar y en las escaleras una banda tocaba canciones románticas. "De pronto, el cantante entona 'You're beatiful' de James Blunt. Era como de película. Yo miro a Robert y lo veo muy emocionado, mirando el horizonte".

"Antes de que empezara la misa, todos comenzaron a irse, y él de pronto se arrodilló y sacó una cajita blanca, me preguntó si quería ser su esposa", relató la chilena, felizmente casada hace 7 años. J