Con orgullo, los ferroviarios se juntaron en el centro a festejar el campeonato.
l Mario Saavedra Ponss
Pese a los altibajos futbolísticos que ha tenido Arturo Fernández Vial a lo largo de los años, el cuadro del Almirante siempre ha logrado mantenerse inscrito en la memoria de miles de hinchas en todo Chile, entregándole su categoría de Inmortal. Tras el triunfo y el campeonato, la evocación de esos recuerdos que no mueren, explotó a gritos y llantos en la Plaza Independencia de Concepción, lugar en el que se reunieron cientos de vialinos para desatar la locura de la Furia Guerrera.
Junto al ímpetu de los más jóvenes -que festejaban en torno a la pileta- estuvo presente la compañía de abuelos, hijos y nietos que compartieron en el centro y con mayor calma el hito conseguido en El Morro.
"Mientras veía el partido, me acordaba a mi abuelo ferroviario. Luego él le pasó el fanatismo a mis padres y hoy pude ver el partido junto a mi propia familia, también vialina. Este equipo y esta hinchada tiene eso, que se vive y se comparte. Por eso vinimos todos a celebrar", contó Richard Vargas, vecino de Conce.
"El hincha vialino es pura garra. Es una persona que va a todas y por eso hacemos que nuestro equipo sea historia", explicó Juan Llanos, que estuvo en el estadio y luego en el centro.
Entre lágrimas, algunos recordaron el campeonato del 58' y 59' y otros, los más pequeñitos, su primer título. J
l Tras la vuelta olímpica, cientos de hinchas viajaron en sus vehículos o en micro hasta el centro. La pasión aurinegra se desbordaba en cada bocinazo y cántico que, cerca de las nueve, se escucharon en las calles penquistas. Los vialinos llevaron champaña y disfraces para darle vida a una fiesta que se extendió por casi dos horas. Mojarse la ropa en la fuente de la plaza daba lo mismo. Todo valía con tal de festejar al Almirante campeón. Desde allí los más ágiles ondearon las banderas y comandaron los gritos de alegría de los cientos que no pararon de alentar en el corazón de Conce.