Aristóteles pensó y fabricó un remolque con el que transformó su Beetle en auto de seis ruedas
l Edson Rebolledo Sáez
Aristóteles tenía que encontrar la solución a su dilema existencial y lograr ser distinto a los demás. Por eso tomó asiento, contempló el cielo, buscó en lo más profundo de su yo interno y por largos minutos, pensó e ideó distintos diseños en su mente. Su querido Volkswagen Beetle brasilero 1976, tenía que tener algo que destacara, un elemento que lo hiciera único por sobre los otros escarabajos que circulan por las calles del país.
El histórico modelo alemán perteneciente al hualpenino Aristóteles Miranda (50), es igual en características técnicas a otros Beetles que están en manos del gran número de coleccionistas fanáticos del clásico diseño automotriz que existen en Concepción: motor 1.3 de cilindrada instalado en la parte trasera, un estanque bencinero de 30 litros y con la garantía de durabilidad de los autos de antaño. Pero aún así, el amante de los autos modelo escarabajo sentía la imperiosa necesidad de que su regalón no fuera igual que los demás. Fue ahí, cuando pensó en fabricar un carro con la mitad trasera de otro Beetle. El resultado, el único escarabajo de seis ruedas.
"La idea de armar un carro nació porque a mi núcleo familiar, que está compuesto por mi esposa y mis dos hijos, nos gusta mucho hacer vida campestre y por eso siempre se nos complicaba el cuento del espacio del auto y dónde se ponía todo el equipaje de bolsos, carpas y sacos de dormir. En un paseo en Temuco, no recuerdo el año, pero ahí se me ocurrió la idea del carro, se me alumbró la ampolleta, tomé la mitad trasera de otro escarabajo que era idéntico al mío y el remolque lo terminé fabricando yo, es una obra mía", despachó con orgullo el coleccionista.
El remolque es todo un aparataje. Su capacidad de carga es cercana a los 1000 kilos, pues según lo que explicó su dueño, el amplio espacio interior permite cargar un gran número de utensilios, maletas o herramientas. También y para darle un toque de exclusividad, el hualpenino decidió replicar de manera exacta la insignia de la marca alemana encima de una placa de acero inoxidable, la que finalmente estampó en su creación.
"El carro se armó en base a puras donaciones. El auto en su diseño original viene recubierto con la lata posterior y un segundo fondo, por lo que al construir el carro tuve que sacar esas latas y el motor, para que quedara mucho más espacioso, lo que hace que pueda soportar varios kilos de carga. El piso lo recubrí en fibra y la tapa con la pintura fue prácticamente lo único que pagué para que quedara totalmente armado (...), la insignia también la hice yo, lo hice en acero inoxidable, porque aquí en Concepción nadie hace cromados, la llanta es otra inversión. En total, calculo que este remolque cuesta unos 500 mil pesos fabricarlos aunque mucho de los materiales fueron cedidos", agregó.
En cuanto al escarabajo ensamblado en Brasil en 1976, se puede decir que su dueño ha invertido cerca de 2 millones de pesos para tenerlo en la impecable condición actual, algo que se puede ver a simple vista si se pasa por calle Colón, cerca de la Municipalidad de Hualpén, donde el vehículo llama la atención de los transeúntes, conductores y pasajeros que pasan por el sector.
"Siempre llama la atención. Cuando vamos de viaje con el carro puesto, se nos colocan detrás y lo graban con el celular, le sacan fotos, yo creo que tanto al auto como al remolque en todo caso, porque claro que llama la atención llevar un auto y medio en plena carretera", dijo el dueño y creador del carro escarabajo.
Los asientos de cuero, alzavidrios eléctricos, radio digital de última generación y otros retoques en su interior, más el estado de la reluciente pintura azul, son los factores que hacen que el automóvil denote un cuidado dedicado de parte de su dueño, pues para Aristóteles, su vehículo incluso, no tiene un valor calculable en dinero.
"Todas las partes son originales, agregué el tapiz de cuero, los alzavidrios y el chiche de la radio, lo demás es todo original. El cuenta kilometraje sólo cuenta hasta los 99 mil 999 kilómetros y como soy el segundo dueño yo creo que debe estar en su segunda vuelta, actualmente tiene 60 mil. El auto para mí tiene un valor incalculable en dinero, si lo vendiera lo haría a 5 millones de pesos, con carro y todo, pero si mañana llegaran con la plata, difícilmente lo soltaría", confidenció.
Si la construcción y diseño del llamativo remolque tiene una desventaja, ese sería su costo de mantención. La parte anexa debe de contar, por ley, con su correspondiente permiso de circulación el que en total, sale más caro que los mismos papeles del vehículo motorizado.
"El tener un carro es lo mismo que tener un auto. Se paga permiso de circulación, revisión técnica y seguro de daños a terceros, ese es incluso el doble más caro que el normal. 42 mil pesos salen los papeles del escarabajo y 60 mil pesos los del remolque, así que se me van cerca de 100 mil pesos en puros papeles para mantener circulando el automóvil", finalizó Aristóteles. J